12:17 AM - El cólera ha matado a mil 186 personas en Haití y han atendido a casi 50 mil afectados por la enfermedad. Al ritmo que van las cosas no podemos saber cuántos van a morir sin hacer demasiado para evitarlo. Apenas hemos estado contemplando ver morir a la gente, casi de manera indiferente.
Incluso, en la República Dominicana se han confirmado varios casos de cólera por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. El vínculo que tenemos con los haitianos y la forma en que se produce la inmigración hacia el territorio nacional, nos permite pocas posibilidades de tener controlada la situación. Es como decir, que estamos en las manos de Dios.
El cólera es una enfermedad de la pobreza y Haití ha estado viviendo en una situación de miseria embarrada que lo hace más deplorable. El terremoto de enero empeoró la vida de los haitianos y han quedado sin perspectiva de salir a camino. Tenemos que procurar que nuestros vecinos no vivan en esa situación tan precaria, en que se constituyen en un foco de enfermedades propias de la pobreza.
Haití ha quedado solo después del terremoto y de la gran reacción de solidaridad con que se levantó el mundo luego de esa tragedia que causó el movimiento telúrico. Cada quien parece haber sentido que hizo lo que tenía que hacer frente a las calamidades haitianas y se marchó.
Creemos que se hace necesario reactivar la solidaridad hacia Haití para seguir con los planes de sacarlo a camino. Mientras estén en esa situación, los haitianos estarán seriamente amenazados de serios quebrantos y asimismo lo serán para la región.
Se pensará que nosotros tenemos muchos problemas como para ocuparnos de los de Haití, pero mientras esa nación esté mal será parte de nuestros problemas.
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