* Las viejas creencias se mezclan con la ignorancia ante la enfermedad
* La belleza del Caribe contrasta con la tristeza que se respira en los hospitales
* Salvarse es fácil, el tratamiento también, pero hay que llegar a tiempo
Jacobo G. García, Saint Marc (Haití)
Actualizado sábado 20/11/2010
Hoy es día de rezo y oración y la iglesia Baptista de Saint Marc está más llena que nunca. "La mayoría de los casos son gente que llega de los pueblos de la zona", explica el pastor baptista Lucanor Pierre. "Creen que es contagiosa por eso no van ni siquiera a su entierro", añade desde la escalera del templo.
Como si fuera una página más extraída del libro de Alice Walker 'El color púrpura', decenas de personas han desempolvado sus mejores trajes y pamelas para asistir esta mañana al culto y pedir el fin de una epidemia que se ha cebado con esta región considerada la 'zona cero' del cólera y que ha servido para que sacerdotes de medio pelo, evangélicos y profetas de la Apocalipsis hagan su agosto a costa de la última desgracia que afecta Haití.
El joven Martín, de 16 años está tumbado desde hace dos días en una camilla del hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) con un gotero que sale de una débil mano que cuelga y va hasta una bolsa clavada en la pared. Todas las camillas en las que se tratan casos de cólera tienen un agujero en el centro y un cubo debajo en el que se evacuan a cada hora toneladas de heces. Es imposible llegar al baño y hay que defecar tumbado mientras se sigue introduciendo líquidos al paciente.
Las viejas creencias del país se mezclan con la ignorancia ante una enfermedad que llevaba un siglo sin aparecer en Haití. Con las manos resecas y cuarteadas y un gesto tan triste como el paisaje, Martin se recupera del cólera en soledad: "No ha venido nadie conmigo. Mis padres creen que es contagioso y ha tenido que traerme un vecino al hospital", explica con la mirada perdida en el infinito y sin saber aún de donde salió ni como se contagió de la enfermedad que ha estado a punto de enviarle a la tumba.
El cólera, que causó la muerte en Europa de 300.000 personas en 1830, se contrae bebiendo líquido o comiendo alimentos contaminados con la bacteria. "Ano/mano/boca, ese es el recorrido que hace la bacteria" resume Ximena Di-lollo, coordinadora de MSF en esta zona del norte del país.
Y hay un dato claro que resume la velocidad con la que se expande el cólera: "Recibimos el primer caso el 19 de octubre, el día 20 eran ya 400 personas y el 21 más de 1.000 las que llegaron en estado de shok y con deshidrataciones severas", añade Clara Delacre, enfermera de MSF en Saint Marc y una más de las heroínas de la organización humanitaria que han tratado 12.000 de los 16.000 casos registrados en el país. "Salvarse es fácil y el tratamiento también, sólo necesita hidratación, añade, pero hay que llegar a tiempo al hospital", explica Clara
Calles polvorientas, barro, cabras, cerdos que caminan arrastrados por una cuerda como si fueran mascotas, vendedores de plátanos y basura, montañas de basura. En contraste con las aguas color turquesa que bañan las calles de Saint Marc, lo extraño no es que aquí esté el origen del virus si no que la bacteria más mortal del Caribe no lleve el nombre de su río principal: Artibonite. Porque aquí se han dado el 80% de los casos registrados.
Sherly Policard abandona ya el hospital con su hijo de dos años en la mano después de dos días vomitando. Ella tampoco sabe de donde salió la enfermedad ni como curarla hasta que no vio un cartel del ministerio advirtiéndole de los síntomas. "El problema es que tras el terremoto era fácil saber las necesidades, se había caído una casa se localizaban los heridos y se intervenía pero con el cólera ha sido mucho más difícil de explicar a la población", añade Clara.
Pero no sólo la belleza del Caribe contrasta con la tristeza que se respira en el hospital. Dos caravanas coinciden en las calles del pueblo. Una, de riguroso luto, celebra el enésimo funeral que dejó el cólera, la otra, alegre y bulliciosa, pide el voto para Mirlande Manigat, una de las dos mujeres que aspira a presidir el país a partir del próximo domingo.
http://www.elmundo.es/america/2010/11/20/noticias/1290290117.html
Abrimos este espacio en 2007 cuando en Haití se hablaba también español debido a la presencia de los soldados latinos de la MINUSTAH. Una ventanilla de expresión hispánica para verse mejor . Después del 2010, el mundo hispano se ha acercado bastante a Haití. Sirvio para darse cuenta del distanciamiento de sus vecinos de culturas hispanas casi todas. Esta sigue abierta para recibir todos aquellos que quieran entender y ayudar a esta nación patrimonio de la humanidad.
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