El primer ministro dice que la inversión privada es vital
Era el principal hospital privado de Haití, con salas repletas de modernos equipos médicos, cirujanos capacitados con las últimas técnicas y gruesas paredes construidas para resistir un terremoto.
Sus muros se mantuvieron firmes cuando la tierra tembló el 12 de enero y durante tres meses después del devastador seísmo el Hospital CDTI du Sacre Coeur abrió sus puertas, atendiendo a miles de víctimas sin cobrarles.
Doctores estadounidenses y franceses, respaldados por sus respectivos Gobiernos, trabajaron sin parar en los quirófanos del CDTI junto a sus pares haitianos, recibiendo a más de 12.000 pacientes y realizando más de 700 cirugías importantes.
Hoy, el hospital está vacío, sus consultorios y quirófanos abandonados, sus camas en desuso, y sus dos ambulancias yacen cubiertas por lonas en el jardín.
El 1 de abril, el propietario Reynold Savain fue forzado a cerrar CDTI porque ni los Gobiernos de Haití y EEUU, ni la ONU, le ayudaron a pagar sus cuentas.
Los pasillos del hospital son un monumento al fracaso del Gobierno haitiano y la comunidad internacional en trabajar junto al sector privado en la reconstrucción. El riesgo es que miles de millones de dólares en ayuda no dejen un legado duradero en el país más pobre del Hemisferio Occidental.
Savain dijo que cuando acudió a la Organización Mundial de la Salud en busca de ayuda para atender los salarios de sus doctores, ellos ofrecieron pagar en alimento y mantas, lo que no es de uso alguno para profesionales que necesitan dinero para cubrir sus alquileres y la educación de sus hijos.
"Quieren que todo pase por el sector público, pero deben encontrar un modo de fortalecer el sector privado", agregó.
Los amigos dicen que Savain también cometió errores en el manejo del tema, enviando facturas a la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID, por sus siglas en inglés), como si tuviese el derecho de cobrar a cada paciente sus honorarios completos en un momento de emergencia nacional.
No obstante, nueve meses después del terremoto, hay una fuerte sensación de que el Gobierno, los donantes internacionales y las ONG y el sector privado simplemente no van en la misma dirección, ni siquiera hablan el mismo idioma.
Sistema de salud vulnerable
Cada cierto tiempo, Haití sufre desastres seguidos por una ayuda que no genera prosperidad a largo plazo. El tema es cómo romper el ciclo y reconstruir un país devastado tras el seísmo que mató a 300.000 personas y dejó a más de un millón sin techo.
Ahora llega agua corriente y potable, atención médica y alimentos a muchos de los 1,3 millones de personas en los campamentos apiñados en cualquier espacio disponible. La hambruna y las epidemias habían sido controladas hasta que un brote de cólera matara a cerca de 300 personas. Pero todavía es difícil encontrar trabajo, incluso para los haitianos calificados.
La farmacia de Policarpe Jean Yves se derrumbó tras el terremoto y hoy él pasa sus días en los escalones de una pequeña tienda cercana que un amigo le permite usar, cuyos estantes están vacíos excepto por unas pocas cajas de medicamentos.
Medicinas gratuitos del extranjero están inundando el mercado, ya sea entregados directamente a los habitantes de los campamentos o revendidos a bajo precio en secreto, los doctores han dejado la zona y las recetas han bajado.
"La demanda ya no es la misma y no tengo mucho stock. Ahora, esto no es rentable. Sólo estoy sentado aquí reflexionando sobre qué hacer", aseveró.
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/10/30/solidaridad/1288447282.html
Abrimos este espacio en 2007 cuando en Haití se hablaba también español debido a la presencia de los soldados latinos de la MINUSTAH. Una ventanilla de expresión hispánica para verse mejor . Después del 2010, el mundo hispano se ha acercado bastante a Haití. Sirvio para darse cuenta del distanciamiento de sus vecinos de culturas hispanas casi todas. Esta sigue abierta para recibir todos aquellos que quieran entender y ayudar a esta nación patrimonio de la humanidad.
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