8:40 AM - Puerto Príncipe, 18 nov (EFE).- Hacinadas entorno a un río donde la basura y los animales conviven, más de 500 familias, que han hecho del campamento de desplazados de 'Los Cayos' ('Les Cayes'), en el sur de Haití, su hogar desde el pasado mes de enero, piden a gritos una ayuda que les proporcione agua potable para sobrevivir.
Los 10.000 litros de agua que cada tres días les suministra mediante una gran bolsa la ONG Intermón Oxfam parecen no cubrir las necesidades de la población que allí habita desde que la tierra temblara hace diez meses.
"¡S'il vous plait, l'eau!" (¡por favor, agua!) es la súplica que a cada paso lo haitianos desplazados tras el sismo transmiten a los escasos visitantes que recorren el entramado de callejuelas que tienen como destino final un río en el que basura y cerdos campan a sus anchas.
¡Mi hijo tiene hambre, mire su barriga hinchada!, dice una mujer al paso de los cooperantes de la ONG española Bomberos Unidos Sin Fronteras (BUSF).
Con un ¡Bonjour!, los aproximadamente 20.000 habitantes de 'Los Cayos' agradecen a cada paso la visita de cooperantes y periodistas.
Muchos de ellos, sobre todo los niños, caminan descalzos sobre el fango y los desperdicios que se acumulan en el suelo de tierra después de meses esperando el traslado a una nueva vivienda.
El puente que unía el mercado principal con el campamento acabó por quebrarse definitivamente y alrededor del fino hilo de agua que discurre bajo lo que queda, numerosas personas se afanan por retirar los desperdicios a un lado.
En la parte alta, un gran mercado oferta carne, huevos y fruta, alimentos cubiertos por moscas.
Las primeras necesidades parecen cubiertas a primera vista en las cercanías de 'Los Cayos', pero dentro del campamento se hacinan, sin muchas expectativas de futuro, los moradores de las cientos de tiendas de campaña que la comunidad internacional donó en un principio.
Sólo los niños son capaces de devolver con sus sonrisas la esperanza en un futuro mejor para las próximas generaciones de haitianos.
Pero la actual es la que hoy reclama que el suministro de agua potable llegue a un lugar donde acampan familias de hasta cinco hijos.
El matriarcado que reina en Haití, donde se ha calculado que existen seis mujeres por cada hombre, lleva a las madres a ejercer ese papel solicitantes de agua, atención médica y alimentos para sus pequeños.
Durante el recorrido, las mujeres de 'Los Cayos' reconocen desde sus puestos de venta a Pierre, el peruano que coordina los trabajos de los Bomberos Unidos Sin Fronteras aquí, y le reclaman que siempre "pasa usted por aquí, pero nunca se para mucho".
Detenerse en los sufrimientos de los habitantes de 'Los Cayos' es complicado, porque en cada esquina del campamento se respira el olor que el abandono institucional genera en cada encargo fallido.
Durante los cuatro meses posteriores al terremoto, los BUSF suministraron agua al campamento dentro de la ayuda de emergencia destinada a Haití.
Con el tiempo, las condiciones para devolverle la salubridad a los cientos de chabolas que se aglomeran en la zona son complicadas debido a su gran extensión y a la falta de canalizaciones.
"No se trata de dar solución a una situación puntual, sino de sacar adelante proyectos sostenibles que sirvan para los haitianos del futuro", señala a Efe Pierre.
Hace unas semanas el ministro de Turismo de Haití, Patrick Delatour, aventuró en Madrid que su país tardará unos 20 años en estar reconstruido totalmente.
Los cooperantes opinan lo mismo mientras siguen trabajando junto a una generación de personas habituadas a asumir las desgracias como parte de su existencia.
Y, de momento, los haitianos reclaman algo tan básico como es el agua en nuestras vidas, un líquido que el mundo occidental está tan acostumbrado a tener en casa, pero que para los habitantes de Puerto Príncipe sigue siendo un bien anhelado.
http://elnuevodiario.com.do/app/article.aspx?id=221497
Abrimos este espacio en 2007 cuando en Haití se hablaba también español debido a la presencia de los soldados latinos de la MINUSTAH. Una ventanilla de expresión hispánica para verse mejor . Después del 2010, el mundo hispano se ha acercado bastante a Haití. Sirvio para darse cuenta del distanciamiento de sus vecinos de culturas hispanas casi todas. Esta sigue abierta para recibir todos aquellos que quieran entender y ayudar a esta nación patrimonio de la humanidad.
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