Sus antecedentes vienen de la lengua africana fon, de Dahomey –hoy República de Benin–, del vocabulario aborigen de Haití, el francés, el español y el inglés. Llegó a Cuba con los colonos franceses y sus esclavos a partir del primero de enero de 1804, cuando triunfó la revolución haitiana. Estos últimos, además del kreyol, trajeron sus manifestaciones culturales y religiosas.
Parte de esa cultura se manifestó históricamente cuando su música se escuchó en el campo insurrecto el 10 de octubre de 1868, inicio de las guerras por la independencia de Cuba. El kreyol se escuchaba en las filas insurrectas. De entonces acá, lo haitiano ha sobrevivido con expresiones propias, a lo que contribuyeron las inmigraciones masivas de braceros en las décadas de 1920 y 1940.
Los géneros musicales del folclor haitiano, como el kongó, rará, masoun y otros, fueron transmitidos de generación en generación y se extendieron a la región occidental.
En cuanto a la expresión religiosa, se observa, sobre todo en la región oriental, la mezcla el voudu haitiano con la santería cubana, por tener ambos algunos aspectos comunes en su origen.
Por otra parte, la cocina haitiana pasó a la mesa cubana en algunas regiones. El bouyon, el domplín o doumbwey y otros platos típicos, así como la bebida conocida por tifey tuvieron una buena acogida, sobre todo en aquellos territorios en los que se con-centraron los inmigrantes: Guantánamo, Holguín, Camagüey y Las Tunas.
El Centro Creole Caribe de Cuba, adscripto a la Casa del Caribe de Santiago de Cuba, promueve la enseñanza del kreyol con la cooperación de la Facultad de Lenguas Extranjeras René Ramos Latour y la embajada de la República de Haití en Cuba. Precisamente una agrupación de esa ciudad, la Sociedad Tumba Francesa La Caridad de Oriente, recibió el Premio Nacional de Cultura Comunitaria y el título de Patrimonio Intangible de la Humanidad.
En Santiago de Cuba se celebra, cada mes de julio, el mayor encuentro de las culturas caribeñas en la llamada Fiesta del Fuego, cuya última edición se dedicó a Haití y al bicentenario de su independencia.
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Estas reseñas se publicaron hace ya tres años. Uno de los rasgos de la Revolucion cubana es sin lugar a dudas esta educacion a invitar a ir a lo esencial dejando losuperfluo por lado. Es por esta razon en Cuba se habla naturalmente y sin problema del aporte de la presencia haitiana a la cultura cubana.
Estas consideraciones se ubican en el ambito espiritual alejandose de lomaterial.
Como Haiti son inmaterial y no intemporal!
Gracias CUBA!
DrJJ
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