Un niño haitian enfermo de cólera. Efe |
De esta cantidad, 26.890 se recuperaron y recibieron el alta
En total unos 69.776 los enfermos fueron atendidos en centros médicos
'No hay precedentes' dice Andrus de la Organización Panamericana de la Salud
Estima que se llegará a 400.000 casos en los próximos doce meses
Jacobo G. García, Puerto Príncipe
A estas alturas del cólera, a la Organización Mundial de la Salud (OMS) se le han terminado ya los escenarios. El primer ejemplo con el que trabajaba hasta ahora la OMS fue la epidemia que afectó a Perú en 1991, se extendió por 16 país, afectó a más de un millón de personas, dejó más de 10.000 muertos y tardó 14 años en ser erradicada. El segundo escenario era Zimbabwe, un país de 12 millones de habitantes en el que el cólera afectó a 90.000 personas y dejó 4.000 muertes en apenas 8 meses.
Pero para hablar de Haití y a la velocidad con la que avanza el cólera, la OMS se ha quedado ya sin referencias; al menos 1.603 personas han muerto a causa de la epidemia desde mediados de octubre pasado, informaron este jueves las autoridades sanitarias, que cifraron en 69.776 los enfermos atendidos en centros médicos.
Según un boletín del Ministerio de Salud Pública y Población (MSPP) fechado el 25 de noviembre, 30.100 personas han sido hospitalizadas por el brote, de las cuales 26.890 se recuperaron y recibieron el alta.
"No hay precedentes" tal y como dice Jon Andrus, director adjunto de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que calcula que se llegará a 400.000 casos en los próximos 12 meses. Y es que a simple vista, observando cualquier río o el hacinamiento en el que aún vive más de un millón de personas en la capital, Haití parece un país diseñado para propagar el cólera.
Elecciones presidenciales en puerta
Mientras la epidemia avanza por la isla de la Española (hay cinco casos en República Dominicana), el amago de Estado haitiano que quedó en pie tras el terremoto de enero sigue inmerso en una surrealista campaña liderada por Mirlande Manigat, una conocida mujer de setenta años que aspira a presidir el país.
La calle, sin embargo, no se divide en partidos o candidatos si no en filas de gente. Filas entre los que esperan para recibir asistencia médica, lo que esperan frente a baños y fuentes para lograr agua potable y los que aguantan bajo el sol para conseguir un certificado que les permita votar el domingo.
Filas que no responden a un desbordante espíritu democrático si no a que por primera vez los haitianos podrán recibir una credencial de lector sin tener que pagar, lo que abre la posibilidad de tener un pasaporte y, por tanto, a largarse del país.
Protestas
Algunos de los que no hacen ninguna de estas colas se dedicaron el miércoles a protestar contra el presidente René Preval y su delfín en estas elecciones, Jude Celestín, tirando piedras contra la policía frente al derruido palacio Nacional de Campo Marte.
El tercer candidato en las encuestas, Michell Martelly, el Rubén Blades de Haití, un conocido músico que recorre el país llenando recintos y campos de fútbol allí donde se presenta expresa a El Mundo su temor ante nuevos disturbios “sabemos que la violencia llegará porque el gobierno no ha hecho nada para evitarlo y la gente está ansiosa por un cambio. Pero un cambio tranquilo” señala.
A este clima enrarecido se sumaron este miércoles las declaraciones del director del registro electoral, Philippe RJ Augustin, quien advirtió sobre la debilidad del sistema para garantizar comicios transparentes y sobre la posibilidad de la existencia de fraude. Cuando le preguntaron sobre esto su respuesta no pudo ser más sincera: "Sí, pienso que va a haber (fraude) por todos lados".
http://www.elmundo.es/america/2010/11/25/noticias/1290703825.html
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