Jacobo G. García (Env. Especial)
Haití
Actualizado viernes 26/11/2010
Colas para adquirir la credencial para votar. J. G. |
Jeremy lleva siete horas esperando bajo un sol abrasador, le ha empujado la policía, lo ha arrastrado la masa de un lado a otro y le han golpeado con una porra para que haga una fila ordenada, algo que parece imposible.
¿Merece la pena todo esto? "claro que merece la pena", explica, "hay que sacar como sea del poder a este gobierno corrupto e ineficaz que no ha hecho nada por nosotros. Fíjese como estamos y sólo faltan tres días para la votación" explica mientras se seca el sudor en medio de los empujones. La situación es caótica y nada aquí parece responder al eslogan escrito en grandes letras en lo más alto de la comisaría:"Proteger et servir".
Escuchar a Jeremy es casi conmovedor después de ver como, a pocos metros de ahí, el candidato oficialista, Jude Celestin, paga 200 gourdes (unos 4€) para que la gente lleve camisetas con su cara. Esa es la misma cantidad que prácticamente todos los candidatos pagan por a los haitianos por su voto. Pero claro, para cobrar, hace falta la credencial de votante. Es aún más conmovedor después de escuchar al director del registro electoral, Philippe RJ Augustin, quien, a la pregunta de si va a haber fraude, dijo: "Sí, pienso que va a haber por todos lados. No estoy seguro de que los 33.000 funcionarios de la oficina electoral sea íntegros en un país pobre".
Y es que a falta de un censo electoral estas elecciones parecen diseñadas para el fraude a pesar del aval de la comunidad internacional, la OEA y la UE, que jamás habían trabajado en un escenario como este y en el que se combinan la ausencia de Estado, los 300.000 muertos que dejó el terremoto, más de un millón de desplazados y una epidemia de cólera que avanza a gran velocidad y ha dejado hasta el momento al menos 1.603 muertos a causa de la epidemia que desde mediados de octubre pasado avanza veloz por la isla de la Española (en República Dominicana se han detectado cinco casos) y ha enviado al hospital a casi 70.000 personas.
Gigantescos policías, que parecen sacados de un equipo de baloncesto, ponen orden a base de golpes. Paul Sonet, de 24 años, es de los afortunados que está a punto de recibir un carnet después de muchas horas de pelea. En su caso, tanto sufrimiento no responde a un desbordante espíritu democrático si no a que por los haitianos podrán recibir una credencial de lector sin tener que pagar, lo que abre la posibilidad de acceder a un pasaporte y, por tanto, a largarse del país. Con esta credencial Paul podrá también presentarse en un banco para cobrar las remesas que llegan de Miami.
Todos los que ahora empujan y pelean por un carnet tendrán que elegir este domingo entre dieciocho candidatos, aunque sólo tres tienes posibilidades reales de llegar a segunda vuelta. La primera Mirlande Manigat es una mujer de setenta años que cuenta con el apoyo de intelectuales, profesores universitarios y gran parte de los electores que hoy le conceden un 35% de intención de voto. El segundo es el candidato oficialista, Jude Celestin, que cuenta con un 20% en los sondeos y cuya principal cualidad es ser millonario y yerno del presidente René Preval. Y el tercero en discordia es Michel Martelly, el Rubén Blades de Haití, un conocido músico que recorre el país llenando los recintos donde se presenta pero que es más conocido por bajarse los pantalones en un escenario que por sus conocimientos políticos.
En un país quebrado y que vive de la caridad internacional el candidato oficialista se ha gastado en esta campaña entre 22 y 24 millones de dólares, Manigat unos 10 millones y Martinelly un millón. "La diferencia entre nosotros y el resto es que ellos se han gastado la mayoría del dinero en darse a conocer algo que a nosotros no nos ha hecho falta" explican a elmundo.es desde su oficina electoral.
Este viernes a las doce de la noche termina una campaña que prevee hasta ultima hora marchas y mítines de los 18 candidatos. Los haitianos mientras tanto seguirán un día más haciendo colas. Unas frente a los hospitales, otros frente a las oficinas de empadronamiento y otros frente a un tanque de agua limpia donde poder beber con garantías.
http://www.elmundo.es/america/2010/11/26/noticias/1290752107.html
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