Haití, demasiados retos juntos

Para despejar Puerto Príncipe de sus escombros se necesitan muchos equipos mecánicos pesados y Haití, por el momento, no parece tenerlos.

Remover todos los restos de casas y edificios destruidos, más lo que están en lista de espera para demolición urgente, es una tarea que no se logra en pocos meses a menos de que haya un programa de empleo masivo para usar a hombres y mujeres en ella.

Paralelamente con esta gigantesca obra de limpieza está la urgencia de restablecer la actividad productiva y el comercio y eso sólo se logra, en lo inmediato, con un programa de préstamos para pequeñas y medianas empresas.

Haití tendrá que especializar los fondos para esa promoción del crédito, o de lo contrario cuando aminoren los envíos de alimentos y otras ayudas humanitarias seguirá padeciendo la inactividad o la parálisis del comercio, que es lo que da dinamismo a la economía.

Si Puerto Príncipe será mudada, entonces habrá que planificar desde ahora qué hacer con el millón de gentes que duerme en las calles porque no tienen casa, y los que se agregarán cuando las otras viviendas en pie, pero en grave riesgo, tengan que ser demolidas.

No es fácil lidiar con tantas urgencias al mismo tiempo. Por eso Haití necesita que la ayuda generosa que los pueblos amigos le han ofrecido se mantenga por muchos meses más, mientras recupera el aliento para emprender el camino de su adecuada rehabilitación.

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