Carlos Fresneda | Nueva York
Actualizado martes 13/04/2010 18:12 horas
Michelle Obama no tuvo tiempo de contemplar y padecer las colas en las gasolineras de Puerto Príncipe. La expectación repentina por la visita de la primera dama norteamericana dejó paso a la frustración creciente por la falta de carburante en la capital haitiana, donde un millón de personas siguen sin techo y otras tantas se abren paso a diario por un laberinto callejero de tenderetes, edificios desventrados y montañas de cascotes.
"La destrucción ha sido muy poderosa", sentenció Michelle, mientras caminaba con el presidente René Préval y su esposa Elisabeth por las ruinas del Palacio Nacional, adonde llegó en helicóptero. Apenas cuatro horas duró la escala relámpago, sazonada con el paseo de rigor por un campamento y con la visita a un centro de terapia artística para 450 niños haitianos, habilitado en varios autobuses donados por la República Dominicana.
Los niños recibieron a Michelle con un sonriente "Welcome" y le animaron a unirse a sus bailes y sus cánticos. La primera dama pintó con ellos un pez púrpura en el océano. "Fue lo que me pidieron los niños", confesó, después de hacer acopio de los dibujos indescifrables que le dedicaron los pequeños: "Esto representa sus vidas".
El presidente Preval pintó un sol amarillo y verde, y le agradeció personalmente a Michelle los mil millones de dólares de ayuda humanitaria, más el millar de dólares de ayuda adicional. La esposa de Obama reiteró el compromiso de Washington en la reconstrucción, aunque no llegó a adentrarse en la dantesca 'zona cero' de Puerto Príncipe, atiborrada todos los días por cientos de vendedores callejeros entre las ruinas.
La capital haitiana siguió como si nada con su bulliciosa rutina, ajenos a la ilustre y fugaz visita.
Vista y no vista... Michelle Obama partió rumbo a México cuando la policía tomaba posiciones en las gasolineras sin suministro, bajo las nubes amenazantes de cada tarde. Las lluvias son cada vez más intensas en Puerto Príncipe; la mitad de la población duerme cada noche sobre un lecho de barro y agua sucia.
http://www.elmundo.es/america/2010/04/13/estados_unidos/1271174892.html
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