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sábado, 10 de noviembre de 2007

Yo no dije « PEREJIL* »!

Yo no dije « PEREJIL »!
El curso del tiempo que no vemos pasar muy a menudo nos trae la realidad de ciertas paginas de nuestra vida o capitulos de una historia cercana a nuestra familia, nuestro país nuestra nación. Al cruzar la barra del año 2000, nosotros los haitianos debíamos de celebrar muchos acontecimientos escritos en letras capitales en los anales de la historia universal. Entre estas fechas de sublimes recuerdos, el primero de Enero 2004 encabezaba con honra y orgullo. Sin embargo; el ego hinchado de uno más de estas caricaturas mal hechas de dirigentes mediocres que este país ha tenido que soportar el mundo entero se burló de lo que nosotros nos gusta vanagloriarnos y con razón. La culpa no la tiene ni Haití ni la victoria del ejército indígena sobre la poderosa armada de Napoleón. Ella es de cada uno de nosotros y de todos aquellos que han dejado de hacer o que no hicieron nada para que en la cabeza de esta nación estén los más capacitados pulcros y honestos.
2007 es un año de una buena cosecha para no decir “un bon cru”, usando una fórmula propia de enología. Hay muchas fechas que conmemorar:
- El centenario del nacimiento de Francois Duvalier. No sé si hay que celebrar o llorar el nacimiento de unos de los dictadores más feroces que América haya conocido
- El quincuagésimo aniversario de la “Revolución Duvalierista”. Tuvo su importancia este recordatorio que de seguro sirve para darse cuenta que desde el final de este régimen en 1986 Haití no ha avanzado ni desde el punto de vista político, social o económico.
2007 trae también el septuagésimo aniversario , de la matanza de Trujillo de 1937 donde más de veinte mil ciudadanos haitianos perdieron su vida por orden de un enfermo siquiátrico que ha sabido acariciar un sector de la población dominicana en el “sentido de los pelos”.
Si durante mis estudios en uno de los mejores colegios de Puerto-Príncipe, nunca había oído hablar de este triste y vergonzoso episodio de la historia de los dos países, es primera vez que he oído sectores abriendo y debates acerca de este suceso.
Me imagino que los regímenes dictatoriales que coincidieron con mis estudios clásicos, han sido los autores de esta ceguera, aprovechadores de de este silencio debido a que los Duvalier continuaron enriqueciéndose con las famosas zafras. Las zafras… esta práctica inhumana que consistía en mandar los haitianos a encadenarse en una nueva forma de esclavitud, en las labores de corte de la caña de azúcar en los diferentes bateyes de República Dominicana.
A causa de esta situación, yo estuve a punto de pasar una enorme vergüenza durante mis estudios en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Yo cursaba estudios en el colegio universitario antes de pasar, con los créditos del año de puesto en nivel, a la facultad de medicina. Por cierto tenía una poca experiencia de la historia contemporánea de la República Dominicana. Pues antes de este famoso año, había tenido que conseguir une reválida con unos créditos en literatura dominicana, literatura latinoamericana historia y geografía dominicanas.
Por razones que todavía no logro penetrar, un chileno - quien enseñaba historia dominicana- nos hizo una lectura superficial del manual de historia de Frank Moya Pons. Esta lectura fue tan superficial que à través de las páginas de este voluminoso libro, no logre entender ni captar lo dramático de este episodio que relata un genocidio tan relevante como el holocausto, el genocidio de Armenia entre otros.
Ni siquiera tuve el alumbramiento a menudo feliz de la curiosidad, para investigar y saber más sobre la matanza de Trujillo....

Todo iba a cambiar cuando para un trabajo de literatura, haitiana salí a buscar libros de autores haitianos publicados en español y sobretodo, disponibles en las librerías dominicanas. Me encontré unas joyas de la producción literaria de Haití. La publicación y la circulación de estos libros eran prohibidas en Haití no solamente porque pues los autores eran etiquetados “camoquin”( Nombre dado a los opositores al régimen de Duvalier) . Se trataba de un procedimiento muy común que seguía la lógica de un gobierno que se distinguía por su manera muy “oscurantista” de dirigir el país.
Ahí me refiero à títulos como: “MAT DE COCAGNE” ( EL PALO ENSEBADO) de René DEPESTRE, COMPERE GENERAL SOLEIL ( MI COMPADRE GENERAL SOL de JACQUES STEPHEN ALEXIS), del mismo autor EL ROMANCERO DE LAS ESTRELLAS, EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS, LES GOUVERNEURS DE LA ROSEE (GOBERNADORES DEL ROCIO) de Jacques ROUMAIN
Mis amigos que me vieron leer estos libros se interesaron también y aproveche para presentarles otros clásicos como EL GOBERNAODR DEL ROCIO del inmortal JACQUES ROUMAIN.
Pues me informé sobre la matanza de Trujillo con la lectura de COMPADRE GENERAL SOL. Con su forma tan particular de describir los detalles, pude transportarme en el tiempo y viví como una sospecha algo de la angustia de estos días tenebrosos para los haitianos que vivían en el otro lado de esta frontera! Verdadera pesadilla que recuerda el sufrimiento de otros grupos en mano de locos creyéndose investido de una bendita misión…
Luego me indicaron otro manual intitulado “EL MASACRE SE PASA A P IE” sobre el mismo tema pero no lo leí. Por supuesto este relato tenía el mismo sabor la misma nocividad, la misma letalidad que aquellas bebidas venenosas que usan los que se quieren suicidar. Y no se debe ni intentar siquiera vomitarlas para que no causen más daños a los tejidos afectados por el paso inicial por el tubo digestivo.
Desde este día sentí que la relación con mis amigos nunca iba a ser normal. No significaba por lo tanto que iba a experimentar cosas negativas con el contacto de aquellos ciudadanos marcados también por esta parte de la historia, una herencia difícil de llevar. Sabía que en estas situaciones muy fácilmente el tema podía llegar en una conversación cualquiera.
Algunos meses más tarde, yo me encontraba en el campus de la UASD, Universidad Autónoma de Santo Domingo. Yo asistía como miles de estudiantes más, los cursos necesarios para probar el colegio universitario antes de entrar en la facultad de medicina.
Los compañeros empezaban a penas a acercarse a mí. No era difícil reconocer mis deficiencias en el español coloquial y sobretodo mi acento “francophone” (francoparlante). Pero fueron más bien mis notas quienes llamaban la atención. Mi acento haitiano era secundario. Pues hasta en los cursos de lengua española yo era uno de los mejores alumnos de las clases.
Un día, como se había de esperar, un tipo bien, discreto y serio se me acercó. El era de lejos mucho más serio que yo. En esa época, yo me vestía de manera poco formal. El se llamaba JRQ.
En una conversación bastante agradable por cierto, JRQ me dijo:
- Diga perejil…
Le eché una mirada fija roja repleta de desdén y le pregunté:
- Porque diablo tu quieres que yo repita esta palabra?

Como él era inteligente, entendió de una vez que había cometido una burla de muy mal gusto, una verdadera metida de pata de lo que se llama una gran cagada.
Los demás, por supuesto menos inteligentes, tuvieron reacciones diversas pero siempre apegadas a sus cualidades de imbéciles notorios. JRQ se acerco a mí y me dijo poniéndome la mano en el hombro:
- Compañero lo siento mucho. Nosotros relajamos mucho con cosa así. No pensamos en las consecuencias ni en la conceptualización de la imagen que eso pudiera representar para ti. Sinceramente discúlpame.

Yo le dije:
- Sabes compañero no te sabré decir si lograría pronunciar bien o no esta maldita palabra. De seguro podría tener dificultades para pronunciar de manera consecutiva una “r” bien enrollada seguida de un “h” aspirado. Soy francoparlante. Sin embargo no creo que sea necesario ponerme la etiqueta de haitiano según que yo la pronuncie correctamente o no Estoy muy y muy orgulloso de ser haitiano y, mi “haitianidad” es un estandarte que yo exhibo con un orgullo exagerado a cada instante, justo después de decir mi nombre. Mi “haitianidad” es mi esencia cuando mi nombre es una etiqueta y mi físico mi apariencia. Si todavía no lo sabías es porque tú no habías manifestado ningún interés para ello sino yo se lo hubiera dicho.

Desde aquel entonces afiancé mi personalidad. Gané mi respeto y los demás estudiantes se acercaron a mí con cuidado. JRQ fue mi compañero de toda la carrera. Su madre fue como mi madre; su casa fue mi casa.
El ha sido y el es aun un verdadero amigo. Aun cuando no he tenido contacto con él desde más de siete años estoy convencido de que no necesitare invitación ni preaviso para ir a su casa y compartir con él.
La moraleja de este cuento es que yo hubiera podido pasar o dejar pasar esta oportunidad para demostrar que yo era uno de aquellos que se siente orgulloso de su nacionalidad.

Haití no es y nunca será un país maldito. Es que unos malditos han desgraciado la obra de esos hombres que sin copias ni semejantes han sido excepcionales.
No es ni una mancha, ni una debilidad ser haitiano. La mancha la constituyen el comportamiento de estos apátridas quienes, haciéndose pasar por haitianos, han obrado para enriquecerse como lo hicieron les vendedores de esclavos, los redactores del código reglamentando el trafico y el trabajo inhumano de los esclavos y los propios colonos de antes.
Haití es más que Duvalier, Aristide, Preval y los demás que han de ocupar el famoso sillón. Haití es el cumplimiento del pensamiento de Toussaint Louverture, de Jean Jacques Dessalines. Haití representa la realidad del sueño de todos aquellos que se encuentran frente a un obstáculo omnipotente como la exclusión, el apartheid, la esclavitud, el encarcelamiento moral e ilegal, la esclavitud espiritual…
Haití es el terreno donde los grandes principios que rigen hoy hipócritamente lo políticamente correcto, el campo de las verdades inquebrantables y esenciales como igualdad, libertad y fraternidad, florecieron y produjeron frutos.
El que no quiera reconocerlo o se miente a sí mismo, demuestra la envergadura de su ignorancia y la estrechez del alcance de su espiritualidad. Lo que no se quiera reconocer no dejará de existir.
El proceso de “NEANTISATION” cultivado por los eternos adversarios de esta causa no lograra éxito porque sinceramente ya Haití pertenece a lo que es universal e inmaterial.

Docteur Jonas JOLIVERT
Egresado de la USAD
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* Durante la masacre de los haitianos ordenada por el dictador Rafael Leonidas Trujillo, para diferenciar un dominicano de piel oscurosa y otros razgos africaoindes y un haitiano, "los matadores le pedian al sujeto que pronunciara PEREJIL. Los haitianos como todos los demas francoparlantes tuvueron dificultades para pronunciar dicha palabra. Los que no pudieron satisfacer a la demanda de los asesinos eran ejecutados"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

GENIAL....
SÚPER GENIAL
MÁS QUE GENIAL
Y AL QUE NO LE GUSTE QUE SE AGUANTE.
BRAVO.

Anónimo dijo...

no me gusta el perejil.
Pero lo que se cuenta es FASCINANTE.
MAGNÍFICO.
¡ADELANTE CON EL BLOG! LOS QUE LO SEGUIMOS ESPERAMOS A DIARIO LAS NOVEDADES....
GRACIAS