Ricardo Santana - 1/8/2009DAJABÓN.- Los obispos Diómedes Espinal, de la diócesis Mao- Monte Cristi, y Plinio Valentín Reynoso, auxiliar de la arquidiócesis de Santiago, dijeron que no entienden por qué la ley sólo se pretende aplicar en la frontera, cuando es harto conocido que en otras partes del país hay miles de haitianos indocumentados trabajando en diferentes áreas.
Mientras, el padre Regino Martínez, coordinador de Solidaridad Fronteriza, advirtió ayer que en el Noroeste hay escasez de mano de obra, debido a que los haitianos que suplían esa necesidad fueron repatriados por las autoridades de Migración, entre el lunes y el martes pasado.
Diómedes Espinal sostuvo que en gran medida la agricultura depende de la mano de obra haitiana. El prelado manifestó que de la misma manera que el presidente Leonel Fernández indultó por razones humanitarias a unos reclusos, de esa misma manera se debe ver la parte de los trabajadores haitianos que vienen al país. Reynoso, entre tanto, manifestó su apoyo al padre Regino y rechazó que se le acuse de traficar con inmigrantes.
“Mientras la lucha sea por trabajar por los más pobres, el padre Regino podrá contar con mi apoyo desde mi posición de obispo auxiliar de Santiago”, dijo. Regino Martínez De su lado, el padre Regino Martínez dijo que ahora hay que esperar el grito de los productores agrícolas, agroindustriales y constructores, porque los haitianos que fueron devueltos a su país son quienes trabajan en una gran proporción en esas áreas.
El sacerdote afirmó que no cree que los dominicanos estén en capacidad de sustituir a los trabajadores agrícolas haitianos, porque la mayoría de los jóvenes residentes en la frontera y el Noroeste está pensando en emigrar a las grandes ciudades para dedicarse al motoconcho, al chiripeo y otras actividades económicas informales que les generen mayores ingresos.
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