Varios millares de personas participan en una gran manifestación contra la pobreza

Varios millares de personas participaron ayer en una gran manifestación contra la pobreza en la capital haitiana, Port-au-Prince.
Los manifestantes, para la mayoría muy violentos, recorrieron las distintas arterias de la capital lanzando lemas contra el jefe del estado y el Primer Ministro, inactivos a su modo de ver ante la subida vertiginosa de los precios de los productos alimentarios.
Los manifestantes que amenazaban convergieron de los distintos barrios populosos como Martissant, Cité Soleil y Bel Air hacia el palacio nacional (sede de la Presidencia) con el fin de gritar su exasperacion. “Si los policías disparan contra nosotros ponemos fuego en la ciudad”, lanza un miembro de una de las organizaciones populares en el origen de la manifestación. Numeroso vidrios de vehículos han sido rotos y varios vehículos, uno de la Minustah, incendiados.
Cargando ramas de arboles árboles o platos, los manifestantes reclamaron la renuncia del Presidente Préval y del Primer Ministro Alexis y de los diputados pro-gubernamentales.
Manifestantes que acusaban a los diputados haber contribuido a la agravación de la situación concediendo recientemente un voto de confianza a un Primer Ministro. intentaron en vano invertir el palacio legislativo “Es necesario detener a Préval y los diputados”, subrayaban manifestantes muy en cólera.
Un estudiante de la facultad Inaghei ha sido herido, en una confrontación entre las fuerzas del orden y un grupo de estudiantes que habían creado barricadas no lejos de la facultad. “El estudiante ha sido alcanzado de un proyectil en el pecho”, indica uno de sus camaradas que asegura haber identificado el policía autor del disparo.
Esta gran manifestación causó la parálisis de todas las actividades económicas en la región metropolitana. Las calles desérticas en la mañana debido a la huelga de los transportistas estaban ocupadas permanentemente por grupos de manifestantes que habían creado barricadas de neumáticos encendidos para impedir la circulación de los coches privados.
Cristales de numerosos vehículos en estacionamiento en el centro ciudad fueron rotos por los manifestantes que habían pedido a los comerciantes de no levantar su cortina de hierro.
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