Salí pues corriendo de República Dominicana en busca de cambios. Creí haberlo intentado todo para varia y no caer en esta rutina de semana santa rimando con playas, nalgas, tetas romo y cervezas. El año anterior, había decidido quedarme en el mismo centro de la ciudad. El panorama transpiraba una tristeza inmunda. EL malecón lucia tan vacio como un cementerio. La máximo Gomez desierta. Dicen que para el recogimiento no existía mejor remedio que la soledad. Soledad apta para soñar y vivir en fin libre por espacio de algunas horas. Minutos. Segundos. Tal vez.
Sin pensarlo mucho, desde el mes de enero yo me había fijado como meta regresar en la casa de la familia del mortal. ¿Ustedes recuerden? ¿Aquel estudiante de medicina que había encontrado en el campus de la UASD?
Yo les había contado que lo pasé muy guay en casa de ellos durante las fiestas de año nuevo. Compartí con ellos unas costumbres bien arraigada en todas las familias. El primero de Enero – día de la independencia- el país entero exhalaba un olor fresco y profundo a sopa de auyamas. Al otro día – consagrado a los antepasado- compartimos una mesa alrededor de un tremendo pavo relleno. Son tradiciones culinarias haitianas.
Me quemaba la sien, la curiosidad para saber qué tipo de comida preparan para la semana santa. Tal vez ellos también comen habichuelas con dulce o tchaca. ¿Quien sabe?
Yo había aprendido con mis visitas repetidas que entre amigos en Haití no se necesita avisar para llegar a la casa de otro. Y aun llegando a la hora de la comida no representaba ningún inconveniente. Donde hay para uno hay para dos; si hay para dos hay para tres y así sucesivamente.
De todas formas yo había tomado la cordura de llamar por teléfono al hermano del mortal. No pude comunicarme con él. Así que tome un car y me dirigí hacia Petion-Ville.
Fui recibido de la manera la más cordial posible. Formaba yo parte de la familia aunque nunca había vuelto a encontrar aquel estudiante de medicina.
Llegué el mismo día que le tio Linès. El que viene los días de fiestas para traerle comisiones para la familia y recoger el dinero para los familiares del campo.
Me llamó la atención la presencia de dos pavos enormes atados a un palo en una esquina cercana a la cocina. Me dije - otra vez pavos como el día dos de enero?
Eche una mirada en los alrededores buscando auyamas. No habían. Comprendí que es semana santa no se come sopa de auyamas. Si. Me lo habían explicado . Era una tradición que viene desde la independencia y el final de la esclavitud. Pero Linès trajo de nuevo pavos!
Sin embargo cuando llegué el hermano del mortal, estaba casi saliendo. El estaba listo para pasar una tarde en la playa de “ça-ira”, cerca de la ciudad de Leogane a algunos kilómetros de puerto príncipe dirigiéndose hacia el sur.
Yo conozco la playa “ça ira” una de las más bonitas de esta región. Aguas turquesas. Arena blanca. Lo más desagradable era el trayecto. Una verdadera viacrucis. Desde el “Portail Leogane” hasta después de Carrefour. Las aguas negras invadiendo las calles dejando poco espacio para los venderos de todo y nada entre los montículos de basuras inmundas y nauseabundas y los perros callejeros viralatas.
Este trayecto se podía recorrer en menos de quince minutos. Pero en horas de punta se necesita cinco horas.
Era chocante ver la diferencia en el paisaje una vez que se dejaba atrás las ultimas casuchas del municipio de Carrefour. Es como si uno saliera de su cascara, abriera grandemente el universo de los sentido. Ojos exorbitados. Los oídos muy atentos.
Pasamos unas dos o tres horas en la playa. Bebimos varios coco de agua. Antes de regresar a casa, el hermano del mortal me dijo que teníamos que hacer un “crochet” hacia la casa de una ex mujer del hermano gemelo de su mama.
Ella se llamaba Lorina. Una mujer muy exuberante que guardaba los vestigios de lo que había sido 40 años más temprano. El hermano del mortal parqueo el vehículo en una entrada de un grupo de callejones dispuestos en atrincado laberinto. Me quede sentado y lo vi perderse en una muchedumbre de casuchas techadas de yaguas y paredes de lodo.
Apareció minutos más tarde. El cargaba un bulto bastante pesado. El cojeaba inclinándose bajo el peso. Deposito el paquete en el baúl que se cerró con un golpe seco y duro.
EL trayecto en el otro sentido se anunciaba más penoso y más largo. Varias veces la circulación se hacía más lenta. Los vehículos dejaban el paso a los grupos de “RARA”. Es verdad que al cruzar el corazón del grupo musical se podía apreciar la destreza de los músicos quienes lograban a ponerle a bailar soplando en unos troncos de bamboo y tocando tambora y otros instrumentos rústicos.
Se me había olvidado hablarle de esta tradición haitiana que sigue al Carnaval. EL RARA. Tomare el tiempo para ello en otra entrega. En el carro inmóvil puede percibir un olor a pescados. Andábamos la costa sur de Haití. Era normal que oliera a pescado. Pero el olor era más fuerte cuando el carro se encontraba detenido.
- No le da un olor a pejes? – Le dije al hermano del mortal
- A que me contesto abriéndose los ojos
- A pejes.. a pescado..
- Ah pescado claro…es la época del pescado.
- Como la época del pescado?
- Estamos en semana santa. El viernes santo los cristianos no comen carne. Todos los haitianos en ese día comen pescado.
- Ah . Ok. Y con que se comen los pescados ¿ Con plátanos?
- Claro que no. EL viernes santo hay una receta tradicional:
- 1. Puré de Habichuelas blancas .- 2. Arroz blanco bien graneado
- 3. Pescado en sala escabeche con muchas cebollas y mucho aceite.-4. Ensalada de remolachas
- Es la tradición culinaria del viernes santo. Se puede comer bacalao, pescado fresco. Lo importante es comer el pescado acompañado con lo que te mencione.
- Que cosa! Notros no hacemos eso por alla!
- Y eso no es todo. El domingo celebramos el día de la resurrección comiendo pavos. Como el día de acción de gracias.
Estas dos comidas revestían una importancia particular porque en estos días toda la familia se reúne y todo él se come todo el mundo junto.
Hice esta experiencia que me ha marcado durante varios años. Vi una semana santa con un significado mas religioso. Es más bien un momento de recogimiento, de reflexión, de búsqueda de esa espiritualidad que se necesita.
Y más que todo me di una hartura de arroz blanco con habichuelas blancas en salsa y pescado que me quede atonta’o.
PS: Si le interesa la receta haz me lo saber y la pongo a disposición.
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