14 de septiembre de 2011 •Por el Dr. Alberto Scavarelli •Columnista Uruguay al Día
En los últimos días asistimos al publicitado bochorno internacional, generado por la incalificable conducta atribuida a integrantes del personal militar uruguayo en la sufrida Haití.
Si hay algo que no le hace falta a la población haitiana, es ser humillada por quienes asumen el superior deber de protegerles, desde el abrigo de los símbolos nacionales que a todos nos representan.
Sobre el tema habrá que esperar las resultancias judiciales, las que con todas las garantías del debido proceso, establecerán la responsabilidad y determinarán las penas que correspondan legalmente aplicar.
Más allá de la trascendencia de los objetivos de paz que se procuran en las misiones de ONU, la presencia militar uruguaya en el mantenimiento de la paz, es también de suma importancia en lo interno para el Uruguay. Son una relevante fuente de ingresos para nuestro personal militar de todo rango además de la formidable experiencia profesional, de participar de una fuerza multinacional de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, bajo mando unificado.
Con estas misiones, las fuerzas armadas nacionales logran actualizar su equipamiento de combate y logístico entre otros. Al retorno de sus misiones nuestros soldados logran adquirir su casa propia o dar a sus familias, comodidades que jamás hubieran obtenido, con los salarios de quienes prestan servicios en el país.
Las fuerzas convocadas por ONU, pertenecen a los cuerpos militares de los países que contribuyen con efectivos. No se trata de cuerpos militares integrados por personas reclutadas en forma independiente. Por eso los contingentes son siempre nacionales, salvo funciones especializadas. Las fuerzas de Paz de ONU representan el superior esfuerzo de la comunidad internacional, para dar respuesta de fuerza a los temas acuciantes de las naciones, sometidas la violación masiva de sus derechos humanos, sin depender de potencias hegemónicas actuando en forma unilateral.
Ha sido un enorme avance lleno de tropiezos y aun colmado de imperfecciones, pero no hay expresión mejor de acción multilateral solicitada, a pesar de todos los pesares. Dicho de otro modo, si un día nuestro país se viera en la desgraciada situación de requerir ayuda militar extranjera para proteger de cualquier agresión, la vida de nuestra gente y sus derechos fundamentales, habrá de preferirse siempre y de todas formas, que esa ayuda venga de una fuerza multinacional, solicitada por el estado uruguayo a las Naciones Unidas.
Pero mi propósito es hoy abordar este delicado asunto, desde otra perspectiva.
Las preguntas son: ¿por qué razón están en Haití las fuerzas militares convocadas por Naciones Unidas? ¿Cuáles circunstancias determinaron que diferentes gobiernos uruguayos y parlamentos con diferentes mayorías, dispusieran la participación de efectivos uruguayos en estas misiones?
Las fuerzas de ONU están en Haití, porque las circunstancias lo ameritan. Así lo ha entendido el Uruguay, con gobiernos de signos y partidos diferentes. El mismo partido de gobierno que durante años se mantuvo en férrea oposición a estas misiones por gran parte de sus integrantes, revió felizmente su postura y continuó integrando las misiones de ONU y estableciendo la renovación de otras.
Hemos sostenido que las misiones están a servicio de la necesidad del pueblo que las requiere. Sus DDHH son el único objeto de tutela. Comprobada la necesidad y producido el llamado de ONU, Uruguay evalúa si participa en la misión de paz, de acuerdo a sus principios, criterios y posibilidades. Cabe consignar que es reconocido por el mundo, el importante número de personal militar y policial que participa en estas misiones, si se tiene en cuenta la población del país.
Pero resuelto a participar, y con la debida autorización de acuerdo a las normas constitucionales, la presencia allí solo debe depender de dos factores: que se pierda capacidad para actuar, que las Naciones Unidas cesen su actuación, o que le Estado requirente solicite se ponga fin a la actuación de las fuerzas militares multilaterales de ONU. Cesadas las circunstancias que le dan merito, o la capacidad nacional de hacer frente a la responsabilidad, carecería de toda legitimación la permanencia.
Pero mantenidas las lamentables circunstancias, que requieren la presencia de esas fuerzas de paz, y contando con la capacidad de seguir haciéndolo, es absolutamente inadmisible que pudiendo y debiendo, un país retire o disminuya sus fuerzas en una misión que aún no ha concluido.
No es admisible que muera o sufra gente, porque cesa el apoyo que servía de contención de una situación que aún está latente.
Reunidos en Montevideo, hace pocos días los representantes de los países que tienen contingentes militares en Haití al servicio de ONU, habrían resuelto una disminución de su participación en Haití.
Haiti es una orgullosa nación, que nació de su liberancion de la eslavitud pero desde hace años esta escalavizada por la violencia. Castigada por esaa violencia y la barbarie, se sumó hace muy poco tiempo un devastador terremoto, que en ese sufrido pueblo, produjo más daños y muertos que los que hubiera producido, en cualquier otro lugar del mundo más desarrollado, justamente por la fragilidad pavorosa de un país pobrísimo y empobrecido.
Es de esperar que el retiro parcial de efectivos resuelto por la reunión internacional de días pasados, sea consecuencia de la mejoría de las durísimas circunstancias de vida, o porque lo ha resuelto por ONU al haberse superado la necesidad de pacificación, por el haberlo así resuelto esa querida nación.
Si no fue así, y si en algo por poco que fuere, ha tenido que ver la investigada aberrante conducta delictiva de un mínimo puñado de nuestros efectivos, entonces estamos en absoluto desacuerdo.
Más allá de las versiones de prensa y de las oportunas y eficaces disculpas oficiales y de las sanciones a recaer inexorablemente sobre los responsables, se debiera investigar no solamente el gravísimo hecho, la extraña casualidad de que en aquel país, alguien puso de manifiesto el bárbaro acto cometido, a pocos días de la reunión cimera de los países con contingentes en Haití.
El interés tutelado es el del pueblo haitiano. Si se mantienen todas las circunstancias que llevaron a diferentes gobiernos uruguayos, a mantener la presencia de fuerzas uruguayas en las misiones de mantenimiento de la paz, entonces no hay excusa para retiradas estratégicas ni para disminución de efectivos. No es válido dejar a la intemperie a gente sometida a la miseria y asolada por el terror de la violencia. Si las circunstancia cambiaron para mejor, es un deber inexcusable salir de inmediato del país o reducir los efectivos enviados. Si las circunstancias que hicieron necesario integrar esas fuerzas de en Haití, aún se mantienen, entonces no es aceptable retirarse total o parcialmente del lugar.
Haber actuado contra una persona del pueblo que se fue a proteger, podrá tener muchas consecuencias, pero jamás puede ser causa directa para adoptar una resolución de disminución de la autorizada constitucionalmente presencia en Haití, si aún las penosas circunstancias que nos llevaron hasta allí, aún están dadas.
http://www.uruguayaldia.com/2011/09/no-abandonemos-a-la-sufrida-haiti/
LINKS DEL AUTOR SOBRE ESTOS MISMOS TEMAS: http://www.scavarelli.com/articulos/preview.php?id=1152906926&page=1
http://www.lr21.com.uy/editorial/267071-uruguay-y-las-misiones-de-paz
http://www.haitiuruguay.com.uy/materiales/Hait%ED%20en%20uruguay/ley%2018163%20prorroga%20permanencia%20contingente%20militar%20haiti/discusion%20y%20sancion%20camara%20de%20representantes.pdf
http://www.lr21.com.uy/editorial/252818-el-estado-debe-pagar
Abrimos este espacio en 2007 cuando en Haití se hablaba también español debido a la presencia de los soldados latinos de la MINUSTAH. Una ventanilla de expresión hispánica para verse mejor . Después del 2010, el mundo hispano se ha acercado bastante a Haití. Sirvio para darse cuenta del distanciamiento de sus vecinos de culturas hispanas casi todas. Esta sigue abierta para recibir todos aquellos que quieran entender y ayudar a esta nación patrimonio de la humanidad.
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