El sábado, decenas de habitantes buscaban aprovisionarse de agua en medio de un puente donde PUERTO PRINCIPE.- En "Cité soleil", el barrio de chabolas más grande de Puerto Príncipe, que lleva a las fosas comunes de la ciudad, los hambrientos habitantes se sienten "completamente abandonados": "los únicos camiones que pasan por aquí están llenos de muertos", dice una mujer. pasa una canalización que "algunos hombres rompieron" el día anterior "porque ya no había nada para beber", precisa Exhanté Papatouté, uno de los pocos habitantes que hablan créole y francés.
Las mujeres llegan con carretillas llenas de barreños y cubos amarillos, rojos o blancos. Una niña con trenzas y un vestido de Winnie The-Pooh toma el agua con las manos y se moja el torso. Un hombre se tendió en el suelo, bajo la tubería, para empapar por completo su cuerpo.
Una mujer bebe directamente esta agua turbia, en un barreño con la inscripción "donación del padre Eric Jean-Baptiste" que luego coloca sobre su cabeza para regresar junto a su familia.
De pronto, temblores sacuden la tierra. Un hombre grita. Todo el mundo abandona corriendo el puente. Vuelven cuando cesan los temblores.
"Desde el martes los niños tienen sed. Finalmente voy a poder darles de beber", celebra Sherlie Pierre, una joven embarazada de siete meses, que soporta como todos el olor pestilente de los cadáveres que inundan el lugar.
"No hemos recibido nada desde el temblor. En la radio se habla de todos los barrios de Puerto Príncipe, pero nunca de 'Cité soleil'. Ya no tenemos nada para comer, estamos completamente abandonados", explica Papatouté.
En este gigantesco barrio de chabolas, situado en el camino entre el centro de la capital y las principales fosas comunes de Titayén, donde los cadáveres son amontonados de a cientos con excavadoras, "los únicos camiones que vemos pasar están llenos de muertos", dice Rose Delismond.
Esta mujer de 57 años que se ocupa del "Movimiento de mujeres valerosas de Haití", una asociación de lucha por la mejora de las condiciones de vida de las mujeres, intenta que se visite este barrio donde las pequeñas casas de dos metros de altura están fabricadas con piedras, chapa y maderas.
En un pequeño hangar que sirve de escuela e iglesia, sobre una pared mitad derruida, una pizarra verda resistió el sismo del martes. Encima, se puede ver la fecha de la última lección, "martes 12 de enero" y el ejercicio del día: "Poner el, la, delante de los siguientes sustantivos: pedal, rata, amigos, bebé..."
En medio de este barrio donde las mujeres lavan la ropa cantando "Dios está conmigo", una mujer que perdió a su hija de ocho años deambula con la mirada perdida. "Ya no tenemos nada. Solo nos queda la voluntad de Dios para vivir", afirma Dorvil Edna.
http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=128374
Abrimos este espacio en 2007 cuando en Haití se hablaba también español debido a la presencia de los soldados latinos de la MINUSTAH. Una ventanilla de expresión hispánica para verse mejor . Después del 2010, el mundo hispano se ha acercado bastante a Haití. Sirvio para darse cuenta del distanciamiento de sus vecinos de culturas hispanas casi todas. Esta sigue abierta para recibir todos aquellos que quieran entender y ayudar a esta nación patrimonio de la humanidad.
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1 comentario:
desgarrador comentario uno se imagina alli viendolo todo sintiendolo todo, como dominicana expreso mi dolor y de muchos compatriotas por el pueblo hermano de Haiti.
Dios solo puede dar fuerzas
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