PUERTO PRINCIPE. AP. La casa para ancianos en la que ha vivido está en ruinas. Así que Merzelia Joseph se puso de pie junto a su cama al aire libre y orinó en el piso. “Estoy tan débil, no puedo caminar”, dijo Joseph, con un rosario de plástico azul en el cuello. “Tenemos mucha, mucha hambre. Alguien nos trajo hoy algo de espagueti, pero sigo con hambre y no tenemos nada para beber”. Otra anciana, Elmina Joseph, interrumpe a gritos: “No tenemos hambre. Nos estamos muriendo de hambre! Estamos agonizando aquí y nadie nos ayuda”.
Cuatro días después de que AP fue el primer medio en informar que más de 80 ancianos haitianos mendigaban comida y medicinas en un barrio marginal del centro de Puerto Príncipe, la ayuda comenzó a llegar el jueves aunque a cuenta gotas. Una monja distribuyó tazones pequeños con espagueti para los ancianos, y también llegaron dos trabajadores sociales de la organización HelpAge International.
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