APOYO. MUJERES FRANCESAS QUE VIVEN EN EL PAÍS SE SUMAN A ESTA LABOR
Santo Domingo.- Hace siete noches que la dominicana Claribel Núñez no duerme en su casa del sector Los Mina, donde reside, ya que amanece en una de las salas de pediatría del hospital Darío Contreras cuidando en calidad de voluntaria a cuatro niños haitianos víctimas del terremoto del pasado 12 de enero, ya que no tienen quien los pueda acompañar.Ella deja su única hija de siete años al cuidado de una amiga, para ayudar de esa manera a otros niños que la necesitan.
Al igual que Claribel, en cada sala de pediatría del hospital Darío Contreras aparecen madres dominicanas, algunas con hijos ingresados, como es el caso de doctora Arceniega, quien durante las noches alterna el cuidado de su retoño con el de otros niños haitianos que quedan solos, debido a que muchas veces el único familiar que tienen es un hombre, cuya presencia es prohibida en el centro en horas de la noche.
A este grupo de voluntarias que surgieron espontáneamente tras la tragedia dejada por el terremoto que afectó a Haití hace 15 días, se suman unas seis madres francesas que viven en República Dominicana, entre ellas Joelle Baur y Marjolaine Rerolle, quienes van durante el día al hospital a acompañar y conversar en francés con los niños que no pueden comunicarse debido a que no hablan español.
Otra de las madres dominicanas que ayudan en la recuperación y atención de los niños haitianos ingresados es Claudia Martínez, quien es voluntaria desde 1992 en el hospital Darío Contreras, adonde acude todos los jueves a peinar los pacientes con cintas, bolitas y humectantes que ella misma aporta, pero ahora, luego de la llegada de las víctimas del terremoto, acude diariamente al centro de salud a peinarlos, darles comida y asistirlos en otras necesidades.
A esta acción voluntaria se suma un grupo de religiosas y estudiantes de medicina haitianas en el país que van a curarlos, traducirles el idioma y bañarlos.
Claribel cuenta que como ella no tiene trabajo, sino que de vez en cuando alguien le paga un “lavao” o una “limpieza” de una casa, decidió ir al Darío Contreras a ver como podía ayudar. Desde entonces se pasa los días y las noches ayudando a cuatro de los niños haitianos en la sala séptica.
La dama dice que se sintió muy conmovida cuando vio todos esos niños heridos fruto del terremoto, y más cuando supo que muchos no tienen padres. Ella no habla creole, pero ha ido aprendiendo algunas palabras y da por cumplida su misión al ver que ellos se calman cuando les pasa la mano.
“AMA AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO”
Las madres francesas que van al hospital Darío Contreras desde los primeros días de la tragedia, les hablan en francés, les cuentan cuentos, les entregan libros, los acompañan y les ayudan a comunicarse con médicos y enfermeras. Asimismo, con su niño ingresado con las dos piernas rotas debido a que fue chocado por una motocicleta,la Doctora , nombre que asegura reclama frecuentemente a su madre que al parecer luego de 14 hijos no encontraba cual más utilizar, dice que en las noches además de cuidar a su niño ayuda a los pacientes haitianos que están en su misma sala y no tienen quien los cuide.
“Él está con el papá, pero se va a las 6:00 de la tarde y a partir de ahí entonces yo lo ayudo cuando necesita algo, lo llevo al baño y eso mismo hacemos las mamás que estamos aquí”, dijo.
Las madres francesas que van al hospital Darío Contreras desde los primeros días de la tragedia, les hablan en francés, les cuentan cuentos, les entregan libros, los acompañan y les ayudan a comunicarse con médicos y enfermeras. Asimismo, con su niño ingresado con las dos piernas rotas debido a que fue chocado por una motocicleta,
“Él está con el papá, pero se va a las 6:00 de la tarde y a partir de ahí entonces yo lo ayudo cuando necesita algo, lo llevo al baño y eso mismo hacemos las mamás que estamos aquí”, dijo.
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