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lunes, 18 de agosto de 2008

SANTO DOMINGO – CABO HAITIANO : Un trayecto impresionante

A las 9 de la mañana, un reducido grupo de pasajeros arregla sus equipajes y aborda un autobús de franjas amarillas. Tienen por destino una ciudad situada en el norte
El Caribe Lunes 18 de agosto del 2008 actualizado a las 1:05 AM
La travesía comienza en Santo Domingo. Cinco venezolanos, dos guardias armados, dos haitianos, una azafata haitiana y un chofer entrenado compartirán la experiencia de llegar hasta Cabo Haitiano, en un recorrido estimado en siete horas de duración.
Son las 9:15 de la mañana. Odilio, el chofer, anuncia sonriente que arrancará en breve. A las 9:30, el viaje es una realidad.
Los venezolanos no paran de preguntar por cada pueblo o cosa que ven en el trayecto. Dicen que van a una convención cristiana y que alguien los esperará en el hotel Christophe.
Los venezolanos se interesan por todo lo que ven. Quizás por eso prefirieron los asientos contiguos a las ventanillas del autobús.
Marie Ange, una complaciente muchacha de tez negra y sonrisa de esperanzas, atiende con diligencia a los viajeros y responde algunas preguntas.
Es estudiante de último año de Turismo. Servir de orientadora en un viaje hasta su país, es para ella una especie de laboratorio. Marie domina el francés, habla inglés y se desenvuelve perfectamente con el español.
Por eso la contrataron entre muchas haitianas que aspiraban al puesto.
A pocos minutos de Santiago los extranjeros exigen comida. Marie les dice que les espera un sabroso almuerzo. Algunos se desesperan y sacan papas fritas y refrescos de sus equipajes. Pasadas las 11:00, el autobús llega al parqueo de Caribe Tours.
Allí, varios guardias armados ‘hasta los dientes’ inspeccionan visualmente todo lo que pasa a su alrededor. Pocas personas se dan por enteradas, pues los soldados ocultan su mirada cautelosa con gafas oscuras. Se reinicia el trayecto. Una camioneta escolta la ruta anteriormente objetada por transportistas de la Línea Noroeste.
Un venezolano se sorprende y pregunta: “¿qué es lo que pasa? ¿Porqué van esos militares delante?”. Nadie responde y vuelve a insistir: “¿es esto común aquí en República Dominicana?”.
Un fotoreportero -que espera captar imágenes noticiosas en Cabo Haitiano- apacigua las inquietudes del sudamericano, explicándole el origen de la medida.
En el municipio Esperanza, los guardias que custodian el vehículo son relevados por otro grupo de militares y policías fuertemente armados.
El fotógrafo había dicho al venezolano que los escoltas buscaban impedir pedreas, balaceras y ‘rebuses’, como respuesta al periplo que Caribe Tours quería establecer hacia Cabo Haitiano.
Desde Esperanza, pasando por Villa Vásquez, Copey y Cañongo, la guagua estuvo siempre resguardada.
A las 2:20 de la tarde, el autobús llega al paso fronterizo.
Decenas de militares y cientos de haitianos y dominicanos intercambian palabras, cruzan mercancías diversas, discuten temas variados y chequean sus pasaportes. Marie recoge los documentos de los pocos pasajeros del autobús.
Oficiales de la Administración General de Aduanas de Haití y de las secretarías de Hacienda e Interior y Policía de República Dominicana revisan los documentos de viaje y exigen los pagos correspondientes: 35 dólares americanos por concepto de impuestos de entrada y salida al país caribeño.
Verifican que todo está bien y el autobús penetra a Ouanaminthe.

El autobús en Haití
En Ouanaminthe, la guagua inicia el recorrido por una carretera polvorienta. Los viajeros pueden apreciar que la vía está en fase de construcción.
Los consuela saber que la tortura de los hoyos terminará al comienzo del siguiente tramo asfaltado. Alix Joseph, uno de los dos pasajeros haitianos, promete a los reporteros darles un paseo por todo Cabo Haitiano.
Alix es ingeniero hidráulico. Campesinos de las localidades de Dilaire, Fort Liberté, Ferrier Ronge, Fron-Du-Nort, Limonade y Quartier Morin paralizan sus faenas agrícolas, detienen sus pasos al caminar y salen de sus maltrechas casuchas para saludar contentos el presuroso paso del autobús.

Al final de la travesía
Cerca de las 4:00 de la tarde, expresiones espontáneas de alegría y extrañeza anuncian la entrada a Cabo Haitiano de un sistema de transporte distinto al tac tac multicolor, ideado y utilizado por los habitantes de la tierra de Toussaint Louverture, Henri Christophe y Jean Jacques Dessalines.
Las manifestaciones de asombro de los haitianos se mezclan con la impresión de los viajeros que visitan por vez primera este histórico poblado.
El autobús cruza la calle central que bordea un malecón atiborrado de transeúntes y negocios informales. Termina la travesía. El autobús acaba de arribar a la ciudad costera Cap Haitien.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué lindo!

Solo por vivir la emoción de devolver el saludo a mis hermanos haitianos que "paralizan sus faenas agrícolas, detienen sus pasos al caminar y salen de sus maltrechas casuchas para saludar contentos el presuroso paso del autobús...", creo que vale la pena hacer el recorrido Santo Domingo-Cabo Haitiano.

Algún día, algún día...

Saludos desde Venezuela!

Nora

JONAS JOLIVERT dijo...

Amiga Nora;
El equipo de HCYN le agradece su visita y sobre todo el hecho de haber sacado parte de su tiempo para enviar este mensaje manifestando su “sentir” a la lectura de este artículo.
Nuestra intención fue entre otras cosas demostrar esta faceta que podríamos calificado casi de ingenua que se encuentra muy a menudo en el comportamiento del ciudadano haitiano. Desde varios años ya, Haití se ha ganado un sitio de predilección en la lista de los países más peligrosos del mundo. Pues como es de costumbre, los medios noticiosos presentan alegremente los casos de secuestros diarios que se producen en las grandes ciudades. Se olvida que esta actividad es la práctica de unos antisociales generalmente provenientes de esta parte del pueblo utilizado por los gobiernos para llegar a sus fines. Estos individuos generalmente son reclutados por su propensión a la violencia.
Los que han visitado Haití “pa’ dentro” saben de todo lo que se refiere a la hospitalidad y la manera tan humana y humilde de recibir los extranjeros.
Por la misma razón, hace mucho que circulan rumores que hacen creer que en las ofertas de los “tours operators” de Republica Dominicana se han incluido viajes en Cabo-Haitiano con visitas a la “Citadelle Laferrière” y las ruinas del palacio de “Sans Souci” en el municipio de Milot. Sin embargo para no asustar a los turistas nunca se mencionaba ni se decía que ni Cabo-haitiano ni los monumentos visitados formaban parte del territorio haitiano.
Por esta razón nos sentimos felices de haber encontrado este artículo y agradecemos su autor y el periódico que acepto su publicación.