SANTO DOMINGO. “Miguel Ángel y Wilkins, mis dos muchachitos me lo quitaron así, por Dios. No pudieron quitarme uno; me los mataron a los dos”, lloraba desconsolada doña Mercedes Féliz, madre de Miguel Ángel Féliz Rodríguez, de 17 años de edad, asesinado por una banda de drogadictos el lunes, y de Wilkins Peña Rodríguez, de 22 , acribillado por un miembro de la Policía Nacional a quien éste había señalado ante la prensa como protector de los delincuentes.
Ahora esta madre adolorida, con dos hijos asesinados, sufre la amenaza de otros policías y delincuentes que habrían advertido de que le seguirán matando a su familia. “Hay Dios mío, fueron dos que me quitaron, porque la Policía de Buenos Aires no quiere que uno diga que ellos están matando gente por paga de las bandas de los drogadictos de Buenos Aires.
Yo tuve que salir huyendo a velar y llorar a mis hijos en otro lugar, porque tanto yo como los cuatro que me quedan, estamos amenazados de muerte también. Ellos me lo mandaron a decir. Los Lince y los tígueres dijeron que faltan los otros”, aseguró la desconsolada madre. Féliz dijo que si las autoridades no intervienen en su caso, la ola de asesinatos va a seguir, ya que cuando suelen apresar un delincuente que ha sido denunciado por un acto cometido, éste es liberado de inmediato.
“Los policías han armado a los tígueres de Buenos Aires y ellos son la ley en ese barrio. Hay un tal Peñaló de puesto en el cuartel que yo quiero verlo cancelado y preso, al igual que Martínez el que mató mi hijo Wilkins”, denunció Féliz.
Narró que en Herrera hay un policía que decía a la luz pública que a Wilkins lo mataba él irreversiblemente, y cuando su hermano Miguel Ángel fue acribillado, aseguró que el próximo era él. Desgarrada por la pérdida de sus dos hijos y aterrada por las amenazas de muerte que ha recibido, Féliz pidió al jefe de la Policía Nacional, mayor general Bernardo Santana Páez, que proteja a su familia e imponga el orden en el cuartel de Buenos Aires.
Las muertesMiguel Ángel fue acribillado a tiros el pasado lunes en el barrio Buenos Aires de Herrera por miembros de una pandilla en momento que estaba pintando un colmado, según informó su madre. En tanto que Wilkins murió el martes a mano de un policía, cuando regresaba del cementerio acompañado de su madre, otros familiares y amigos luego de dar sepultura a su hermano menor. La señora Féliz, quien hace mes y medio se le mató un hermano de forma trágica, dijo que a su hijo se lo mataron literalmente en los pies.
Ninguna persona vecina o amiga de la familia se atrevió a hacer comentarios a favor o en contra sobre la vida que llevaban los dos muchachos asesinados, porque el hecho ha traído un velo de terror a los habitantes de Buenos Aires y Manganagua, quienes hasta huyen de los reporteros.
Sin embargo, Mercedes asegura que sus hijos eran muchachos que llevaban una vida sana y no se metían con nadie, pues se habían dedicado al trabajo honesto y la muestra es que no tienen ficha en los archivos de la Policía. “El policía que me mató a mi hijo anoche se reía satisfecho y aplaudía feliz como si se tratara de un trofeo que se ganó en una competencia”, agregó.
Mercedes veló a su hijo Wilkins en la vivienda del padre de éstos, ubicada en un callejón de la calle Hatuey, de Manganagua, pero se mantiene con el susto de que se aparezca una turba y la asesinen junto a sus hijos Wilson, Delvin, Denia y Cristina. Mercedes espera que los culpables de la muerte de sus hijos sean sancionados y sometidos a la acción de la justicia. Se investigaEl jefe de la Policía, mayor general Bernardo Santana Páez, dijo ayer que se está investigando la acción policial en la que fue muerto un joven supuestamente por un sargento de la institución acusado de formar parte de una banda de narcos en Buenos Aires de Herrera, aunque señaló que se trató de un intento de atraco en el que los agentes policiales intervinieron.
Dijo que independientemente cualquier persona que esté envuelta en un hecho delictivo tiene que ser investigado y traducido al ministerio publico, y advirtió que la línea de la institución es de que el agente que se compruebe es parte de una acción delincuencial sea sancionado y enviado al minsiterio público para que se haga justicia.
Dijo que la pena debe ser doble cuando se trate de un policía porque está para proteger a la ciudadanía, prevenir los hechos reñidos con la ley y apresar a los que delinquen y no a ser parte de la delincuencia.
Indicó, empero, que lo que pasó el martes en Buenos Aires de Herrera fue una manifestación de respuesta de la insitución a la demanda de la gente ante un acto delictivo.Sostuvo que la policía está haciendo el trabajo de prevención patrullando las calles y por eso está llegando a tiempo a los lugares cuando se denuncia que se está produciendo un hecho delincuencial.
Fuentes: http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=3246
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