- Bomberos voluntarios cuentan su experiencia al regresar de Haití y Chile
- 'En España no estamos preparados para una catátrofe ni para una tragedia'
- 'El miedo es algo puntual, pero no nos lo podemos permitir porque te bloquea'
Rosa Fuentes | Valladolid
Una catástrofe llega y destruye. Es entonces cuando la palabra 'ayuda' se vuelve urgente. Ellos lo saben y por eso sólo necesitan seis horas para ponerse en marcha. El corazón se queda en casa, con la familia, entre paredes sólidas, y a sus espaldas cuelgan la mochila de bombero con lo necesario para dos días de supervivencia, y 1"luego ya veremos". Nada de libros, ni de música, ni de juegos para el tiempo libre, porque no lo tendrán.Son Francisco José Pascual, responsable de la unidad (46 años), Miguel Ángel Martín Blanco, técnico de Operaciones de
Han sido dos tragedias tan seguidas que sus mentes aún están impactadas por lo vivido y de forma especial en Haití, un lugar en el que, por unanimidad, "la tierra huele a muerte", y donde en ocasiones debían apartar los cadáveres para poder hacerse paso. "Teníamos que apartarlos, estaban por todas partes".
Las tragedias también tiene clases y así en Haití vieron al pueblo mucho más abatido que en Chile. "También es verdad que en este último fue más tsunami y todo es diferente al terremoto, incluso el olor de los cuerpos", recuerdan.
"Allí estaba mucho más organizado, todo bajo órdenes del Gobierno; en Haití en cambio estaba todo desmangado".
Tanto en un país como en otro contemplaron la forma en que las personas que no tiene nada salen adelante por sí mismas. "En Haití la gente se organiza sola; con sábanas y palos hacían campamentos", relata Raúl. "En Chile, recogían tablas y chapas para prepararse para el invierno".
Y por eso coinciden en afirmar que en España "no estamos preparados para una catástrofe". "Si aquí ocurre algo parecido la gente estaría criticando todo lo malo que se hace o lo que se deja de hacer; allí nadie criticaba, actuaban".
En las dos ocasiones la inquietud les invade al partir, "porque no sabes lo que vas a encontrar allí", dice Eugenio.
"Es la incertidumbre lo que nos inquieta". No tienen miedo y se consideran personas normales. "El miedo es algo puntual, pero no nos lo podemos permitir", dice Francisco y todos asienten. "El miedo bloquea y, en nuestro caso, si te bloqueas no eres útil", asegura Miguel Ángel.
'Cuando todo el mundo sale, nosotros entramos'
Tantas veces hemos oído la expresión "tienes cosas de bombero" que estar tan cerca de cinco es una tentación. ¿Qué significa? "Por su trabajo, el bombero está acostumbrado a improvisar, tenemos que resolver en cinco minutos y por eso muchas veces hacemos cosas que se salen un poco de lo normal", resuelve Ángel. Y Miguel Ángel redondea: "Hay que tener en cuenta que cuando todo el mundo sale, nosotros entramos".Pero ni por asomo piensan que son especiales, tan sólo creen que lo suyo es tan necesario que no puede ser de otra forma. "Especiales son nuestras familias". Sólo quieren seguir. "Estábamos trabajando encerrados en una cajita que se ha destapado y ahora queremos seguir haciéndolo", dice Raúl.
Para ello es muy importante que las administraciones se impliquen, "que no se olviden, porque para poner en marcha un dispositivo como el nuestro es necesario un esfuerzo muy grande y se debería de invertir más", dice Ángel. Y una vez aquí no les importaría volver, especialmente a Haití, "para ayudarles" a levantar un país que han visto destrozado. Ojalá la naturaleza, que ahora "está enfadada", como dice Raúl, les permita decansar y pase mucho tiempo antes de 'obligarles' a ponerse en marcha. Pero cuando llegue el momento, allá donde vaya esta cuadrilla, alguien con riesgo de perder la vida se sentirá a salvo.
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/03/22/castillayleon/1269278342.html
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