La complicación se debe a que los aguaceros de los últimos días han desbordado el lago Azuei, cuyas aguas se unieron a la laguna ubicada justo detrás de las oficinas de Aduana y Migración, en el lado dominicano.
El agua sucia inunda la calle, que no tiene asfalto. El lodazal ensucia hasta las rodillas a quienes cruzan la frontera a pie.
A pesar de que el área dominicana es amplia, la carretera sólo es de dos vías reservadas para ambos sentidos de ida y vuelta, que resultan insuficientes para soportar la afluencia de vehículos.
Las hileras de cientos de camiones y patanas con mercancía parecen interminables. Se arman unos nudos de tránsito, porque los vehículos no se mantienen en su carril sino que intentan rebasar y se encuentran de frente con otro vehículo que tampoco quiere ceder su espacio.
Otro inconveniente es el movimiento comercial del mercado, que está a orillas de la vía. Se mezclan en el estrecho paso comerciantes, clientes y viajeros en tránsito que se pelean por pasar primero.
No hay quien imponga orden en el lado dominicano, mientras que en la parte haitiana los cascos azules de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah) hacen lo que pueden sin mucha suerte.
Los agentes que vigilan la zona y los trabajadores de las oficinas calzan botas de gomas para lidiar con los charcos.
La calamitosa situación ha favorecido el negocio de los motoconchistas, quienes han establecido varias paradas para ofrecer el servicio de cruzar el charco por 50 pesos.
En esta época, el calor es desesperante. Llueve constantemente y hay lodo por doquier en la zona fronteriza.
Muchas mujeres llevan en su cartera una pequeña botella de agua y una toalla.
Cuando salen del caos, se detienen a la vera del lado seco y se asean los pies para poder llegar presentables a su lugar de destino.
Piden traslado de las oficinas de migración
Empleados de Migración y Aduanas consideran que esa área debe desalojarse y habilitar las oficinas en otro lugar hasta que acondicionen la frontera.
Se quejaron de que ninguna autoridad ha intervenido para solucionar el desastre, que es constante en esa zona y se empeora cuando llueve, a pesar de que han denunciado el caso en varias ocasiones.
Brigadas de la Minustah hacen infructuosos esfuerzos para organizar el tránsito, pero la gente no presta atención.
Dicen que del lado de Jimaní está el problema y que no pueden pasar a esa parte de la frontera porque están armados.
Un equipo de esa organización internacional con greder y aplanadoras levantó este fin de semana un muro a orillas del lago Azuei para evitar un poco que sus aguas interfieran en la carretera.
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