Solidaridad con el pueblo de Haití engrandece a los cubanos

MIÉRCOLES, 01 DE DICIEMBRE DE 2010 La utilidad de la virtud es un don que posee el hombre. Este valor humano es capaz de crear la verdadera élite del pensamiento y la valía de la civilidad, palabra fijada en el corazón de los médicos cubanos que hoy enfrentan poderosos desafíos y luchan con la frente perlada de sudor para salvar cientos, miles de vidas en la isla caribeña de Haití afectada por la epidemia del cólera.
En su última reflexión, publicada este 1 de diciembre, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz aporta cifras, noticias que ponen al descubierto la entrega de los galenos de la nación cubana quienes junto a jóvenes de otros países graduados en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) recorren kilómetros, atraviesan terrenos abruptos, soportan el calor , el peso de los recursos, motivados por el deseo inmenso de llegar a los sitios más intrincados donde seguros están encontrarán un panorama nada agradable por el nivel de desinformación con que cuentan esas poblaciones extremadamente humildes.
La subcomuna de Plateau es ejemplo de ello: situada entre 5 montañas, se calcula que el número de habitantes se aproxima a 5.000. No hay calles, ni electricidad, ni comercios, solo una iglesia protestante. Hasta allí llegaron los doctores cubanos prestos a brindar su ayuda y apoyo incondicionales convencidos de que la solidaridad será siempre la ley de la noble palabra, de ese equilibrio descrito a través del agradecimiento de todos los que con lágrimas en los ojos no titubean y expresan: Gracias, muchas gracias por devolvernos la vida y la fe en la esperanza.
Mucho sufre el pueblo haitiano desde aquel inolvidable terremoto que mató o hirió a más de medio millón de personas y causó una enorme destrucción, así apunta el líder de la Revolución cubana que hizo saber al mundo que ayer día 30 no hubo fallecidos, y se abrió un centro más al norte, para un total de 38 centros y unidades de tratamiento al cólera.
La nación más pobre del Caribe, Haití, vive en total desesperación, la mayoría de sus pobladores carecen de mínimas condiciones necesarias para existir, otros que no corren la misma suerte piensan en aprovechar la desgracia para incrementar su oportunismo y aumentar sus riquezas, esa es la diferencia que no puede borrarse, sencillamente porque hay quienes se alegran de las adversidades y el infortunio, y solo se preocupan de los proyectos de una nueva presidencia.
Sin embargo los cubanos, médicos de buena voluntad, periodistas osados, maestros, especialistas en Higiene y Epidemiología, ven solo ese bien común, fecundo, inalienable que se traduce en internacionalismo, en la satisfacción de poder decir: Nos sentimos plenos por defender la obra que construimos, por tratar a toda costa de embellecerles a los haitianos el duro suelo donde viven, por ayudarles a sostener la confianza de que siempre, en este y en todos los tiempos pueden contar con nuestro amor.
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