GINEBRA, (EFE).- Las agencias humanitarias de Naciones Unidas se quejaron hoy de la poca financiación que ha recibido el llamamiento para ayudar a los damnificados de los huracanes que arrasaron Haití.
“La situación sigue siendo muy grave y preocupante, las aguas ya han bajado y ahora han dejado a la vista un reguero de desolación y muerte, hay mucho que hacer pero la financiación de nuestro llamamiento no llega ni al 2 por ciento”, denunció la portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA), Elisabeth Byrs.
El llamamiento es de 108 millones de dólares y fue realizado la semana pasada.
De los 108 millones, 54 son para comprar comida, pero el Programa Mundial de Alimentos (PAM) sólo ha obtenido un millón.
“Necesitamos que la comunidad internacional se movilice”, agregó Byrs.
La portavoz de OCHA explicó que lo más urgente por ahora es limpiar las zonas devastadas, muchas de ellas llenas de barro, así como reparar las decenas de infraestructuras maltrechas.
“Muchas escuelas que han servido como refugios deben ser evacuadas y limpiadas para que los niños comiencen las clases el 6 de octubre, por lo que hace falta reinstalar a los refugiados en otros lugares”, agregó Byrs.
Por su parte, el portavoz de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), Jean-Philippe Chauzy, afirmó que se estima que unas 100.000 personas han sido desplazadas de sus hogares y, de éstas, 50.000 aún se encuentran en refugios.
Según la OIM, el 50 por ciento de las personas que viven en refugios padecen diarrea.
http://www.elnacional.com.do/article.aspx?id=58289
La opinión de HCYN:
Es casi divertido notar la ingenuidad infantil casi de “atrasado mental” que utiliza las instancias de la ONU para mendigar fondos a favor de Haití. En un contexto de periodo de expectativa de pre crisis financiera amenazando con azotar la totalidad de la planeta, vemos mal de donde va a aparecer el buen samaritano que se va a privar de sus recursos para ayudar a un país completamente dislocado desorganizado en un estado de putrefacción estatal por malas iniciativas de dirigentes y dirigidos.
Pocos países desarrollados hacen alarde de excedentes presupuestarios. Las riquezas producidas no pertenecen a los gobiernos sino a multinacionales que no tienen nada que ver con la pobreza de los pobres.
Hoy en día las voluntades de ayudar a Haití chocan con el obstáculo mayor: la corrupción. Hace mucho que el país figura encabezando las listas de las naciones más corruptas del mundo. Ninguno de los gobiernos que han estado al mando de la cosa pública ha demostrado un deseo real de remediar a este problema.
La prensa haitiana había reportado en febrero 2004, luego de la evicción de Jean Bertrand Aristide del poder, que una antigua directora de la oficina de bienestar social fuera detenido en la frontera dominico-haitiana con un bulto con más de 1.000.000 de dólares! Sin confirmación ni seguimiento de esta información, se puede decir que no es imposible que algo así suceda en Haití.
Después del paso de la rabia de la naturaleza sobre un país moribundo, cuatro fenómenos atmosféricos dejaron una situación desesperada en el país. Las primeras llamadas a la generosidad y a la solidaridad lejos de provocar una respuesta masiva, fueron acogidas con escepticismo e indiferencia. La razón es sencilla: el 18 de septiembre 2004 el ciclón Jeanne inunda la ciudad cuna de la independencia haitiana GONAIVES y provoca 3.000 muertos. Lo comunidad internacional se moviliza y en particular los miembros de la diáspora canadiense. La suma que se recolectó nunca fue utilizada a favor de los damnificados. Varias ONG beneficiaron graciosamente de esta mana.
Los daños provocados por la sucesión de huracanes u ciclones en la misma ciudad de Gonaïves dejan claro el hecho de que ni el sector oficial ni las asociaciones, ni las ONG realizaron alguna obra a favor de la región en el campo de la prevención de los desastres.
Esta situación explica porque los haitianos residiendo en el exterior no respondieron de manera masiva a las llamadas, a pesar del deseo de mostrar su solidaridad con sus compatriotas.
Actualmente en medio del desamparo de una población flirteando con la hambruna, la ayuda destinada a ella se encuentra en medio de una tormenta hecha de sospechas y pruebas de corrupción en la distribución de la ayuda humanitaria.
La comunidad internacional que ha puesto una tutela enmascarada sobre Haití desde la salida del poder de Jean Bertrand Aristide debería sacar sus apuntes y orientar sus planes de manera diferente.
Debe implicarse aun mas en el control y la gestión de los proyectos importante para el país y sobretodo que cuestan mucho dinero. No se puede continuar esta práctica dándole el brazo y aplaudiendo a la corrupción administrativa.
Que la ONU revise sus copias y vuelva a establecer una nueva jerarquía de prioridades. Y eso de utilizar 17.000.000 de dólares para organizar elecciones legislativas parciales hay que pensarlo.
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