P-au-P., 03 de sept. 08 [AlterPresse] Gritos de desesperación se multiplican en la ciudad de Gonaives (Artibonite/Norte) severamente afectada por inundaciones causadas por el ciclón Hanna desde el 1 de septiembre.
“Si no tiene noticias de mi en dos minutos, es que fui para el más allá”, confió un colega de Gonaïves, durante una llamada telefónica con un periodista de AlterPresse. Atrapado en el último piso de su residencia, mientras que el nivel del agua, alcanzando mas de dos metros, seguía subiendo.
Llamadas de este tipo a prójimos abundaban durante el día del 2 de septiembre, mientras que ni los prójimos, ni los servicios de protección civil podían hacer algo para aliviar la población.
El representante local de la Cruz Roja de Haití era él tan prisionero de las ráfagas de viento, de los chubascos y de la subida de las aguas al último transporte de su casa.
Gonaïves huele a muertos, lanza, estoico, Hébert Pélissier, ya testigo hace cuatro años del feroz desencadenamiento de la furia del ciclón Jeanne sobre su ciudad, en la época con un balance de varios millares de muertes.
Además del murmullo continua de la lluvia y la respiración incesante de los vientos, el ambiente está constituido por los cantos de los habitantes que se han convertido en presos de los elementos.
“Uno quisiera pensar en una escena de la película Titanic. Pero allí la realidad supera la ficción”, comenta el periodista de AlterPresse. [vs gp apr 03/09/08 13:00]
http://www.alterpresse.org/spip.php?article7641
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