.By TRENTON DANIEL, tdaniel@miamiherald.com
PUERTO PRINCIPE
En las afueras de la capital haitiana, una casa grande y blanca muestra señales de regresar a la vida.
Los empleados han retirado los poster de campaña que un candidato presidencial hizo colocar sobre toda la entrada, cortaron el césped, limpiaron el ancho y serpenteante camino de la entrada a la mansión, bordeado de abetos, e incluso han plantado flores. Una noche de la semana pasada la mansión estaba iluminada desde fuera.,
Los empleados están atareados porque ellos y otros partidarios anticipan el regreso del ex presidente Jean-Bertrand Aristide, que vive exiliado en Sudáfrica desde que fue depuesto en el 2004. Los que lo apoyan dicen que aportará esperanza al país, abrumado por las consecuencias de un fuerte terremoto, una epidemia de cólera y problemaspolíticos.
La renovación de la mansión privada de Aristide es la señal más reciente de que el dos veces presidente de Haití planea regresar a su patria. Su abogado en Miami viajó la semana pasada a Puerto Príncipe para recoger el pasaporte diplomático de su cliente.
El abogado Ira Kurzban dijo el viernes que está buscando cómo enviarle el pasaporte a Aristide, quien está en Sudáfrica con su esposa Mildred y sus hijos desde que agentes diplomáticos estadounidenses lo escoltaron desde su casa en Tabarre hasta un avión el 29 de febrero del 2004 en medio de una violenta revuelta.
La casa fue saqueada y los bandidos se llevaron un gran piano, un óleo del Presidente, pero dejaron numerosos ejemplares de su autobiografía. También econtraron un fajo de billetes de $100 medio podridos. No está claro de quién era el dinero.
Pero poco después que el ex dictador Jean-Claude Duvalier regresó sorpresivamente al país en enero, Aristide, de 57 años, anunció que estaba listo para regresar y ha expresado recientemente que desea ayudar a Haití como educador, aunque sus críticos se burlan de la noción de que se mantenga alejado de la política.
``Como no he dejado de decir desde el 29 de febrero del 2004, desde el exilio en Africa, Jamaica y ahora Sudáfrica, regresaré a Haití para dedicarme a lo que mejor conozco: la educación'', escribió Aristide el 4 de febrero en el diario londinense The Guardian.
Aunque pudieran pasar semanas antes de que regrese, los rumores de su llegada inminente han dominado las ondas radiales de Miami y Puerto Príncipe. Tan fuertes son los rumores que varios cientos de personas se presentaron el Aeropuerto Internacional de Puerto Príncipe el 6 de febrero por la noche en anticipación a su arribo, reportó la radio local.
Pero el posible regreso de Aristide ocurre en un momento políticamente delicado en el país. Casi 13 meses después del terremoto Haití enfrenta una reconstrucción que avanza a paso de tortuga, una temporada política turbulenta y una epidemia de cólera que ha dejado más de 4,000 muertos.
El regreso de esta figura divisiva --odiada por algunos miembros de la elite y reverenciada por gran parte de los pobres-- enfrenta una gran oposición, tanto dentro como fuera de Haití.
Despachos confidenciales desde Brasil revelan que el país estaba decidido a matenerlo alejado de Haití y la política haitiana tanto como fuera posible. Los diplomáticos brasileños también pidieron al gobierno estadounidense y a otros países latinoamericanos que hicieran uso ``de todos sus esfuerzos para evitar que Aristide regrese a Haití o influya sobre el proceso político''.
``No debe permitirse que Aristide vuelva a la política haitiana bajo ninguna circunstancia'', escribió Marcel Biato, adjunto del asesor de política exterior Marcos Aurelio García, en un cable del 2004, según WikiLeaks. ``El exorcismo'' de Aristide es esencial porque inspira tanto terror como ``lo que parece esperanza entre muchos haitianos''.
De manera similar, el gobierno del presidente Barack Obama ha aconsejado no permitir el regreso de Aristide.``Nos preocupa que si el ex presidente Aristide regresa a Haití antes de las elecciones podría convertirse en una distracción no deseada'', expresó P.J. Crowley, portavoz del Departamento de Estado, en una sesión informativa la semana pasada.
``El pueblo de Haití debe evaluar los dos candidatos que participan en la segunda vuelta y creo que debe concentrarse en eso''.
La objeciones a su regreso han enfrentado críticas de grupos izquierdistas como el Center for Economic and Policy Research, con sede en Washington, y sus partidarios tanto en Haití como en Miami.
Si Jean-Claude ``Baby Doc'' Duvalier puede caminar libremente en Haití, alegan, Aristide debe poder hacer lo mismo.
El viernes, en un hotel en el centro de Puerto Príncipe, la organización Human Rights Watch pidió apoyo al gobierno haitiano en sus esfuerzos para encausar a Duvalier por ``graves'' violaciones de los derechos humanos.
Si Aristide regresa, sus partidarios pudieran pedir que vuelva a la presidencia porque no concluyó su segundo término. Después que una junta militar lo derrocó durante su primer período en 1991 y lo envió a un exilio de tres años en Estados Unidos, Aristide alegó que debía prorrogarse su mandato porque no lo cumplió; perdió la batalla y dejó el cargo a final de su primer período.
Al igual que Duvalier, contra quien se ha presentado cargos de violación de derechos humanos y desfalco desde que regresó al país el 16 de enero, Aristide pudiera enfrentar cargos penales. Durante su segundo término, grupos haitianos e internacionales expresaron preocupación de que sus seguidores --vecinos de las ciudadelas conocidos como chimeres-- atacaron a opositores políticos y periodistas.
Su gobierno también tuvo vínculos con narcotraficantes. Después de su partida del poder en el 2004, un caso federal de narcotráfico en Miami que involucró a funcionarios gubernamentales, altos oficiales policiales haitianos y narcotraficantes generó más de 30 fallos de culpabilidad.
A pesar de las alegaciones de que Aristide recibió millones de dólares de narcotraficantes haitianos para usar el país como punto de distribución para la cocaína que se embarcaba en Colombia con destino a Estados Unidos, los fiscales federales nunca pudieron probarlas.
Kurzban mantiene que su cliente es inocente.
``El tiene muchos enemigos pero esas alegaciones no tienen base'', dijo Kurzban. ``Sencillamente no hay ninguna alegación seria de que el presidente Aristide haya participado en ninguna actividad ilegal, antes o después de su presidencia''.
Los dos candidatos que decidirán la segunda vuelta el 20 de marzo --ambos antiguos opositores de Aristide-- dicen que el ex presidente puede entrar al país como un ciudadano común, pero que debe mantenerse alejado de la política. Mirlande Manigat, que ganó la primera vuelta, dice que su presencia puede fomentar una tensión innecesaria cuando hace falta estabilidad desesperadamente.
Otros concuerdan.
``Este no es el momento adecuado para una figura controversial'', dijo Charles Henri Baker, candidato infructuoso de la oposición en las elecciones del 28 de noviembre.
Jacqueline Charles, corresponsal de The Miami Herald en el Caribe, contribuyó a este reportaje.
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Abrimos este espacio en 2007 cuando en Haití se hablaba también español debido a la presencia de los soldados latinos de la MINUSTAH. Una ventanilla de expresión hispánica para verse mejor . Después del 2010, el mundo hispano se ha acercado bastante a Haití. Sirvio para darse cuenta del distanciamiento de sus vecinos de culturas hispanas casi todas. Esta sigue abierta para recibir todos aquellos que quieran entender y ayudar a esta nación patrimonio de la humanidad.
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