Por YNDIRA CONCEPCIÓNSÁNCHEZ, Samaná.- En los últimos meses la tranquilidad de los residentes de este municipio ha desaparecido. Robos, asaltos, asesinatos, drogas y otros delitos se han incrementado en la zona, mientras las autoridades permanecen impávidas ante la situación.
Diversos sectores de esta comunidad expresaron temor ante la situación de que no pueden salir de noche, que hay sectores arropados por las drogas a los que no se puede entrar y que los comerciantes deben de estar armados hasta los dientes para preservar sus bienes.
En tanto, que el destacamento de esa comunidad se cae a pedazos y para colmo de males sólo cuenta con la sección de tránsito, todos las demás secciones: de homicidios, investigaciones criminales, robos y otras, funcionan por teléfono desde la comandancia de Samaná.
En un pueblo donde los hechos delictivos sólo se veían en la televisión, ahora lo viven en carne propia. Hace un mes, en la comunidad de El Majagual, a unos ocho kilómetros, dos individuos asesinaron a un hombre de 70 años, luego de que éste los descubriera robando en una finca y que amenazara con divulgarlo en la comunidad.
Lo mataron a palos y tiraron el cuerpo de Trujillo Calcaño en una cueva. Luego de un par de días desaparecido, los vecinos comenzaron a buscarlo, encontrándolo ocho días después en estado de putrefacción. Sólo uno de los supuestos asesinos está detenido.
En la misma comunidad, hace 15 días tres desconocidos asaltaron a un empresario en su casa mientras estaba acompañado de su familia, a quienes despojaron de 100 mil pesos y dos armas, una pistola y un revolver. A la familia la dejaron amarrada y amordazada.
Otro hecho que consternó el municipio fue el asesinato de dos hombres en una estación de gasolina. El supuesto asesino habría salido de la cárcel el mismo que cometió el hecho.
Según versiones, el hombre salió a buscar a uno de las víctimas por motivos personales, pero para mala suerte de la segunda víctima, que no tenía nada que ver con el caso, el hombre le dio un tiro a él tambien, muriendo en el acto.
Ante la situación, un comerciante que accedió sólo a ofrecer las informaciones a cambio de ocultar su identidad al referirse al caso, dijo que "ese hombre ha matado cuatro y estaba buscando a ese muchacho y fue a la bomba y ¡pan pan!, muerto y había uno que estaba echando gasolina le pegó un tiro también y lo mató. Mira a ver si lo han cogido. En Nagua mató dos y en Las Terrenas mató dos y aquí mató dos más... y eso son los que yo sepa".
Explicó que conoce de un residente que ha tenido que tomar medidas extremas como manera de preservar su vida y sus bienes como contratar guardaespaldas armados para llegar a su negocio ubicado a dos cuadras.
Dijo que para esa persona visitar su finca ubicada a unos 10 kilómetros del poblado sanchero, lo hace acompañado de dos perros, dos guardaespaldas, su esposa y en otras ocasiones de uno de sus hijos, todos armados.
"Policía. Esos son los primeros que matan a uno o llaman a los tígueres para que le robe", manifestó.
DESCUIDO EN EL DESTACAMENTO DE SANCHEZ
Los avances tecnológicos que ha implementado la jefatura de la Policía Nacional no han llegado al cuartel de Sánchez. Las computadoras distribuidas en diversos destacamentos, aquí brillan por su ausencia; entre otras muchas cosas, no hay sección de robos, ni homicidios, investigaciones criminales. Sólo existe la sección de tránsito.
Todos los casos deben ser enviado al destacamento de Samaná, pero si hay mucha prisa se tramita por teléfono. El verdadero comandante del cuartel está en Samaná.
Para depurar a un sospechoso se hace de manera telefónica en coordinación con la comandancia de Samaná que, sí cuenta con el sistema de depuración e Internet y le ofrecen el servicio.
Mientras en los detenidos son trasladados a Samaná donde se realizan las labores judiciales de rigor. Para transportarlos, los agentes usan los vehículos de los oficiales de turno.
Aunque los agentes se negaron de manera rotunda ofrecer informaciones, investigamos que en el destacamento laboran sólo ocho policías y dos oficiales que "realizan su trabajo" en dos motores. En la pequeña casucha que desde más de siete años funciona el destacamento; el baño y la cárcel para los detenidos, están juntos de tal manera que si los agentes se bañan el detenido debe de levantar los pies para no mojarse los zapatos porque el agua le cruza casi por los pies.
Pero la pequeñísima cocina en la que sólo puede estar una persona, a escasos metros del baño, comparte el mismo techo con el garaje de los oficiales.
Desde hace más de siete años se construye un nuevo destacamento que la grama y maleza han hecho parte de su hábitat.
http://www.hoy.com.do/article.aspx?id=14838
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