Ochocientos extranjeros purgan penas cárceles RD
Elías Ruiz Matuk - 6/2/2007 12:37:00 AM
SANTO DOMINGO.- Alrededor de 800 reclusos de distintas nacionalidades permanecen en las cárceles dominicanas.
Los hay de Haití, Holanda, Venezuela, Colombia, Francia, Estados Unidos y España, los que en su mayoría, están acusados de tráfico de drogas.
Fueron detenidos especialmente en los aeropuertos cuando intentan trasegar estupefacientes, tanto para entrar como a la salida de la República Dominicana, según revelan las estadísticas de la Dirección General de Prisiones.
Para el Coordinador Nacional de la Pastoral Penitenciaria de la Iglesia Católica, fray Arístides Jiménez Richardson, la cifra es una muestra de que el país se enfrenta a organizaciones del crimen internacional, por lo que en las acciones en su contra deben participar todas las instituciones del Estado y legaciones diplomáticas.
Estimó que este tema debe formar parte de lo que es la política internacional del gobierno a través de estrategias trazadas por la Secretaría de Relaciones Exteriores en la que la migración no sea un tema excluido.
“Se trata de un conjunto de cabezas que están inmiscuidos en la perversidad del crimen.
La mayoría de los extranjeros no son obreros, ni oficinistas, ni ejecutivos. Son precisamente apresados con el cuerpo del delito, por lo que se trata de un plan programático de grupos que usan a la República Dominicana para el crimen organizado internacional,” expresa Jiménez Richardson, quien además es miembro de la Comisión Internacional de la Pastoral Penitenciaria y del Caribe.
Dice además que los extranjeros no llevan años residiendo en el país, sino que los organismos de seguridad los apresan en los puertos de entrada, como son los aeropuertos y los puertos dominicanos, con “el producto” en las manos.
Muchos extranjeros han muerto en el hospital Central de las Fuerzas Armadas cuando son internados allí para extraerles bolsas de drogas que ingieren y a la hora de ser intervenidos mueren en el intento de expulsión.
Holandeses
Según las cifras oficiales de los 800 extranjeros, más de 100 son holandeses, aunque según Jiménez Richardson son, en su mayoría, originarios de las islas caribeñas, pero que jurídica y políticamente pertenecen a Holanda.
En ese sentido, el capellán castrense considera como un ingrediente positivo que el embajador de Holanda se haya mostrado muy celoso respecto de la situación de sus conacionales a quienes patrocinó una panadería y el entrenamiento a los nuevos Vigilantes Penitenciarios que se capacitan en el nuevo sistema que rigen las cárceles del país.
“El embajador holandés siempre se ve interesado en la situación penitenciaria y respalda el nuevo modelo penitenciario”, dice Jiménez Richardson.
Afirma que las acciones de este diplomático deben ser emulada por otros embajadores, los que deben tener en cuenta que la República Dominicana vive una situación de pobreza, pero que tiene una gran riqueza en cuanto a los recursos humanos.
“Es necesario que la República Dominicana no cargue con los ciudadanos extranjeros, ninguno de ellos se trata como el dominicano, más bien se les trata con mucho mayor deferencia en algunos casos,” expresa.
Por lo menos nueve cárceles han sido reformadas en Centros de Corrección y Rehabilitación, lo que ha concitado el apoyo internacional, lo que consideró es un trabajo modelo.
Cero xenofobia
En el caso de los haitianos en el que hay 475 reclusos bajo sentencia o preventivos, entiende Jiménez Richardson, es peculiar, ya que éstos están involucrados en hechos de tipo delictivos y
violentos.
Sin embargo, afirma que a pesar de ello, los haitianos son tratados al igual que los criollos y no existe ningún tipo de xenofobia, como quieren significar algunos sectores. A juicio de Jiménez Richardson el país debe poner atención ante la participación de los haitianos en las bandas criminales junto con dominicanos, porque entiende que el Estado dominicano debe enfrascarse en establecer una política migratoria para contrarrestar esto.
En efecto, “los hermanos haitianos están metidos en mafias, junto con dominicanos. No todos los haitianos están inmersos, porque hay haitianos estudiando y en distintas actividades, pero muchos están dirigiendo operaciones criminales”, expresa.
Jiménez Richardson entiende que algunos enemigos de la República Dominicana tomarán este dato para sindicar al país como perseguidores de los haitianos, pero “si fuera así no tuviéramos tantas bandas dirigidas por haitianos y estas bandas actúan impunemente, porque cometen sus fechorías y no se les apresa, porque no hay una persecución, ni discriminación”, explica.
Principal causa
Entiende que como en la mayoría de los casos los extranjeros que guardan prisión en el país son apresados por la violación de la Ley 50-88 sobre Drogas y Sustancias Controladas, habría que considerar que a la República Dominicana la están usando como un “enclave” para enviar la droga hacia países de Europa y otros continentes.
“Son mafias que nos usan como puente y distribuyen la droga. El volumen de drogas por consiguiente aumenta y el crimen y operación de ventas crece”, dice.
“Esto incluye, agrega Jiménez Richardson, una mayor cantidad de extranjeros que quiere hacer estas operaciones en la República Dominicana, por la facilidad que se les brinda de pagar en especie, lo que crea dependencia en la sociedad dominicana”.
Indica que en la medida en que el mercado local aumenta, la droga se hace más cara y los extranjeros que son utilizados como “mulas” y enviados al país, los que finalmente se convierten en las víctimas, ya que son apresados por los organismos de seguridad. De los 800 extranjeros que se encuentran en las principales cárceles dominicanas, 156 se encuentran en La Victoria y 102 en Najayo, que son las prisiones más pobladas.
Mientras que en Elías Piña hay 14 extranjeros; un menor norteamericano en la cárcel de Menores de Najayo; 29 extranjeros en la cárcel de Mao, Valverde; ocho en Monte Plata; 56 en Najayo Mujeres; 20 en Puerto Plata; 31 en Rafey-Hombres; 15 en Rafey-Mujeres; 40 en San Felipe de Puerto Plata; 19 en Dajabón; 16 en San Pedro de Macorís; uno en San Francisco de Macorís; cuatro en Baní Mujeres y cinco en Azua.
También, 20 en la cárcel pública banileja, Peravia; 19 en Barahona; 20 en Higüey; 22 en Jimaní; 10 en Moca; 40 en Montecristi; seis en Neiba; ocho en Pedernales; una en Salcedo; tres en San Cristóbal; seis en la cárcel de San Francisco de Macorís y 13 en la cárcel conocida como México en San Pedro de Macorís. Además, dos en Santiago Rodríguez, 41 en El Seibo; 9 en la cárcel 15 de Azua; 21 en La Romana; 14 en La Vega y dos en la cárcel de Samaná.
Muchos de los extranjeros apresados son mujeres, algunas de ellas embarazadas, lo que también ha creado una nueva problemática en
el ámbito de las cárceles.
Jiménez Richardson dice que esta situación se plantea desde distintas vertientes, ya que según las leyes dominicanas, a la mujer embarazada se le permite tener a su bebé en la cárcel hasta que el infante cumpla un año y luego de ello el niño es entregado a los familiares de la reclusa. “Si la condena de esta mujer pasa de este período y ésta es extranjera, existe la problemática de que no cuenta con sus familiares aquí y no hay forma de entregarle el bebé a sus familiares”, explicó.
Explicó fray Jiménez Richardson que esta situación se vive en el Centro Najayo de Mujeres donde hay una mayor cantidad de madres, por lo que entiende lo que debe haber una reforma a los convenios internacionales para que estos extranjeros purguen sus penas en sus países de origen y sus familiares, entonces, puedan acoger a los menores nacidos en los recintos carcelarios.
Otro de los esquemas que se presentan en las cárceles dominicanas es que algunas reclusas extranjeras son embarazadas por dominicanos que no reconocen o aceptan la paternidad del menor.
“Esto, también, debe estudiarse en la cancillería y el Senado de la República, puesto que hay que elaborar leyes en ese sentido, no solo para que los extranjeros sean deportados, sino para que sean enviados a cumplir sus condenas, ya que si son solo deportados y no enviados a las cárceles de sus respectivos países, esto se podría convertir en un mecanismo de impunidad, en el que no puede caer la República Dominicana”, expresa Jiménez Richardson.
http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=15181
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