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miércoles, 20 de febrero de 2008

La convalecencia de la enfermedad que llevó a Fidel Castro a dejar el poder

EFE - 2/19/2008
LA HABANA
.- La convalecencia de la enfermedad que llevó a Fidel Castro a dejar el poder, tras casi medio siglo desde el triunfo de la revolución en 1959, ha estado acompañada durante 19 meses de especulaciones, no pocos rumores y la constante incógnita sobre su estado de salud.
El 26 de julio de 2006 Castro apareció en público por última vez en una tribuna, en Bayamo y Holguín, en el oriente de Cuba, donde realizó una maratoniana jornada de discursos con motivo del día de la rebeldía nacional, la fecha más importante del calendario de la revolución cubana.
No volvió a aparecer más en el púlpito, ni lo hará ya como Comandante en Jefe de la Revolución, título que en Cuba está indisolublemente ligado al de jefe de Estado.
Los días siguientes a la lectura de la Proclama al Pueblo de Cuba leída en la tarde del 31 de julio por su jefe de despacho, Carlos Valenciaga, dejaron comentarios aquí y allá de altos funcionarios asegurando que el presidente estaba bien y unas fotografías del 13 de agosto con la constatación de que estaba vivo.
La incertidumbre sobre la naturaleza de su enfermedad y de su verdadero estado de salud hizo que fotografías, vídeos y mensajes se convirtieran rápidamente en noticia en aquellos primeros meses, que, en el caso de los primeros, iban siempre con una coletilla en la que se diagnosticaba por su aspecto si el enfermo mejoraba o no.
La falta de información oficial sobre su enfermedad desató rumores, especulaciones y no pocas versiones de muerte.
En enero de 2007, el diario español "El País" indicó que el propio Castro y su entorno optaron, entre varias opciones médicas, por una intervención quirúrgica que luego desembocó en complicaciones que le llevaron a estar postrado en estado grave.
La información salió días después de que el jefe de cirugía del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, José Luis García Sabrido, revelara que Castro, a quien evaluó en La Habana, no padecía cáncer ni una "enfermedad maligna", y que se estaba recuperando.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, que ha visitado a Castro al menos ocho veces durante su convalecencia, se convirtió en una especie de portavoz médico del líder cubano y durante meses la información sobre su salud se podía encontrar más fácilmente en Caracas que en La Habana.
Pero Castro encontró la forma de aplacar la demanda de información sobre su estado de salud, e incluso de su vida, al sacarse de la manga sus artículos de "reflexiones".
En ellos ha mantenido las acusaciones contra Estados Unidos y su presidente, George W. Bush; ha hablado de los tratados de libre comercio; de los submarinos en el Reino Unido, de los deportistas cubanos y hasta ha reflexionado sobre sus reflexiones, mientras hacía de la lucha contra los biocombustibles su particular bandera.
Con ellos, además, ha ido ofreciendo una cronología de su disponibilidad para escribir y, sobre todo, para no hacerlo.
En contadas ocasiones mencionó la actualidad cubana. Lo hizo cuando sentenció a dos boxeadores a no representar más a Cuba tras un intento de deserción y después de que tres reclutas tratasen de secuestrar un avión.
La enfermedad que le obligó a delegar sus cargos en su hermano Raúl, de 76 años, tampoco gozó de mucho espacio en su columna.
En mayo pasado reveló que fue sometido a varias intervenciones quirúrgicas, que dependió durante meses de venas tomadas y catéteres para alimentarse, aunque ya entonces recibía por vía oral todo lo que requería su recuperación.
Además, eliminó el apelativo de "secreto de estado" que él mismo había puesto a su dolencia en septiembre de 2006.
Castro sólo comenzó a hacer referencias a su futuro hace dos meses.
El 18 de diciembre, indicó que su deber no era "aferrarse a cargos", sino "aportar experiencias e ideas", no sin dejar de agregar que había que ser consecuente hasta el final, una frase que rápidamente recordó a su celebre "los revolucionarios no se jubilan".
Días después, confesó que "en un tiempo" había sido una persona aferrada al poder, pero que ya no lo era.
Su último vídeo se difundió tras una visita a Cuba del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, el mes pasado.
El material fue breve y apenas tenía una frase suya: "Me he sentido muy bien", pero el contenido de la reunión con Lula fue pormenorizado por Castro en cuatro de sus "reflexiones".
Castro anunció hoy que abandona el poder que ha ejercido en diferentes formas desde hace cerca de medio siglo, sin embargo su convalecencia no ha acabado y sus "reflexiones" tampoco.
http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=48631

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