Luis-Philippe Dalembert alterna poesía y prosa. Comenzó en prosa con una recopilación de noticias, el Sueño de una fotografía de infancia, que le valió una residencia de escritura de un año al prestigioso Chalet Médicis en Roma. Acaba de publicar una novela titulada “la Otra Cara del mar” en las Ediciones Prensas nacionales de Haití.
Entrevista con este novelista. Le Nouvelliste: Luis-Philippe Dalembert, escribe mucho y vive de la escritura. Participa actualmente en la segunda edición del Regreso literario de las Prensas nacionales de Haití del 5 de noviembre de 1007. ¿En pocas palabras cómo llegó usted a la literatura?
Luis-Philippe Dalembert: Como muchos escritores haitianos, entré en literatura por la poesía, con la publicación de una primera recopilación de poemas a la edad de diecinueve años. A pesar de la recepción favorable - me recuerdo dos artículos de Roland Thadal y de María-Laurette Destin en el Novelista -, he esperado siete años antes de publicar otro. El tiempo necesario, en realidad, para entrojar experiencia de vida y precisar mi pluma. Eso valió la pena. En consecuencia, al proseguir mis estudios en Francia, pude así recibir el Gran Premio de poesía de la ciudad de Angers, con la recopilación inédita y el sol se acuerda, publicado dos años más tarde, en 1989, a las Ediciones el Harmattan en París. Desde entonces , alterno poesía y prosa. Comencé en prosa con una recopilación de noticias, el Sueño de una fotografía de infancia, que me valió una residencia de escritura de un año en el prestigioso Chalet Médicis en Roma. Las novelas vinieron más tarde. En primer lugar el lápiz del buen Dios no tiene goma, en 1996, a las ediciones Existencias, luego la Otra cara del mar saludadas por el Precio RFO 1999, una beca Poncetton y a la traducción a varias lenguas. Este texto, lo escribí durante una residencia de escritura de varios meses al Mishkenot Sha' ananim, en Jerusalén en 1997. Hoy cuento con seis novelas, incluida una escrita en creole que parece pronto a las ediciones de las Prensas nacionales, y dos recopilaciones de noticias. Entre estos libros, cuatro ya se publican en formato de bolsillo, en la colección Motivos de las ediciones Serpiente con Plumeas/Rocher. Algunos de estos textos han sido traducidos en español, italiano, alemán, serbocroata, danés y pronto en portugués, en Brasil. En cuanto a la poesía, mi última recopilación, “Poema para acompañar la ausencia”, data de 2005, a las Ediciones Memoria de tintero de nuestro compatriota Rodney Eloi.
L.N: “La Otra Cara del mar” es una novela pasionante. Abordan la pregunta de los Haitianos que viven en la República Dominicana. ¿Esta novela aborda otros aspectos de la migración haitiana en este país vecino?
L.P.D: La novela “la Otra Cara del mar”. Es un libro de actualidad a pesar suyo, en la medida en que su publicación en las Prensas nacionales de Haití coincide con las polémicas con respecto a la masacre, hace 70 años, de alrededor veinticinco mil de Haitianos en la República Dominicana. Es la historia que menciona, en parte, “la Otra Cara del mar”. No soy por otra parte el único escritor a haber abordado este tema en uno de sus libros. Otro, y no menor, como Jacques Stephen Alexis y René Philoctète, lo hizo antes mi; Edwige Danticat un poco más tarde. Este acontecimiento desastroso permanece, es necesario la declaración, una mancha en la relación entre los dos países. Dicho esto, para atenerse a la novela, se trata de un inicio. El libro ambiciona de decir la larga migración del pueblo haitiano, desde la Trata pasando por lo que algunos llaman en adelante el genocidio de 1937, la aventura arriesgada de los boat people, hasta la constitución de una extensa diáspora, en particular, en Norteamérica. La historia se dice a través de la doble mirada de una abuela, superviviente de la experiencia amarga de 1937, y de su nieto. Una soñaba ir, y volvió de nuevo; otro pensaba arraigarse y se obligará de irse. Claramente, debo decir que corresponde al lector acabar, por la lectura misma, el trabajo del autor. ¿Que quiero decir por allí? Que el lector aporta a la obra su propia sensibilidad de hombre o mujer, su experiencia también por el juego de las comparaciones con lecturas anteriores. Las palabras y vivido del escritor lo están allí para hacer eco a los del lector. Y al cabo de la cadena, el autor descubre siempre algo que no pensaba haber puesto en tal o cual obra. O porque sus palabras fueron más allá de su pensamiento; o porque el lector le devolvió el pensamiento travestido, rico de su propia experiencia y su propia sensibilidad. L.N: ¿Cuál es el sentido de su participación en la segunda edición del Regreso literario de las Prensas nacionales de Haití? L.P.D: En primer lugar y sobre todo la posibilidad publicarse y, lo espero, leerse en Haití propio. Eso supone libras a un coste que tenga en cuenta el poder adquisitivo del lector haitiano. Lo que no es el caso cuando el libro, como para la mayoría de los novelistas haitianos hoy, se publica en el extranjero. La satisfacción que retiro no tiene precios. Me recuerdo mis propias dificultades, adolescente, de adquirir las libras tanto de los autores haitianos como de los extranjeros. En absoluto había las libras de ocasión del lugar de la Catedral, pero se variaba apenas la elección, y el precio no permitía, a pesar de todo, constituirse no sería más que el principio de una biblioteca personal. Era necesario bajarse sobre el intercambio entre amigos o la biblioteca del Instituto francés. En la actualidad, existe un poco más de bibliotecas privadas, como la del Fokal, pero el coste del libro sigue siendo igualmente elevado para el lector. En este sentido, es necesario saludar la iniciativa del director de las Prensas nacionales, Edouard Willems, que pone así libras entre 250 y 125 calabazas a la disposición del enamorados de la lectura. Por mi parte, soy orgulloso participar en tal aventura. L.N: Hablan un poco de sus proyectos. L.P.D: Habría mucho que decir, pero habla del los más inmediatos. Destacaré en primer lugar una doble publicación este mes: la edición en lengua alemana de mi novela “la Isla del final de los sueños”, y la publicación de una recopilación de noticias, “Historias de amor imposibles” a las Ediciones de la Roca, en Francia. Para el resto, trabajo en un libro, entre documento y de ficción, sobre Cuba, que va de Christophe Colomb a Fidel Castro. ¿Su título? La Novela de Cuba. Muy pronto fui fascinado por este país donde viajo regularmente, debido a la Revolución, por supuesto, como mucho Caribéens de mi generación, y también debido a mi abuela maternal que me ya hablaba muy pequeño. No es por otra parte una casualidad si mi tesis de doctorado se refiere al escritor cubano Alejo Carpentier. Si todo pasa bien, el libro debería publicarse el año que viene, siempre en las Ediciones Rocher.
Entrevista con este novelista. Le Nouvelliste: Luis-Philippe Dalembert, escribe mucho y vive de la escritura. Participa actualmente en la segunda edición del Regreso literario de las Prensas nacionales de Haití del 5 de noviembre de 1007. ¿En pocas palabras cómo llegó usted a la literatura?
Luis-Philippe Dalembert: Como muchos escritores haitianos, entré en literatura por la poesía, con la publicación de una primera recopilación de poemas a la edad de diecinueve años. A pesar de la recepción favorable - me recuerdo dos artículos de Roland Thadal y de María-Laurette Destin en el Novelista -, he esperado siete años antes de publicar otro. El tiempo necesario, en realidad, para entrojar experiencia de vida y precisar mi pluma. Eso valió la pena. En consecuencia, al proseguir mis estudios en Francia, pude así recibir el Gran Premio de poesía de la ciudad de Angers, con la recopilación inédita y el sol se acuerda, publicado dos años más tarde, en 1989, a las Ediciones el Harmattan en París. Desde entonces , alterno poesía y prosa. Comencé en prosa con una recopilación de noticias, el Sueño de una fotografía de infancia, que me valió una residencia de escritura de un año en el prestigioso Chalet Médicis en Roma. Las novelas vinieron más tarde. En primer lugar el lápiz del buen Dios no tiene goma, en 1996, a las ediciones Existencias, luego la Otra cara del mar saludadas por el Precio RFO 1999, una beca Poncetton y a la traducción a varias lenguas. Este texto, lo escribí durante una residencia de escritura de varios meses al Mishkenot Sha' ananim, en Jerusalén en 1997. Hoy cuento con seis novelas, incluida una escrita en creole que parece pronto a las ediciones de las Prensas nacionales, y dos recopilaciones de noticias. Entre estos libros, cuatro ya se publican en formato de bolsillo, en la colección Motivos de las ediciones Serpiente con Plumeas/Rocher. Algunos de estos textos han sido traducidos en español, italiano, alemán, serbocroata, danés y pronto en portugués, en Brasil. En cuanto a la poesía, mi última recopilación, “Poema para acompañar la ausencia”, data de 2005, a las Ediciones Memoria de tintero de nuestro compatriota Rodney Eloi.
L.N: “La Otra Cara del mar” es una novela pasionante. Abordan la pregunta de los Haitianos que viven en la República Dominicana. ¿Esta novela aborda otros aspectos de la migración haitiana en este país vecino?
L.P.D: La novela “la Otra Cara del mar”. Es un libro de actualidad a pesar suyo, en la medida en que su publicación en las Prensas nacionales de Haití coincide con las polémicas con respecto a la masacre, hace 70 años, de alrededor veinticinco mil de Haitianos en la República Dominicana. Es la historia que menciona, en parte, “la Otra Cara del mar”. No soy por otra parte el único escritor a haber abordado este tema en uno de sus libros. Otro, y no menor, como Jacques Stephen Alexis y René Philoctète, lo hizo antes mi; Edwige Danticat un poco más tarde. Este acontecimiento desastroso permanece, es necesario la declaración, una mancha en la relación entre los dos países. Dicho esto, para atenerse a la novela, se trata de un inicio. El libro ambiciona de decir la larga migración del pueblo haitiano, desde la Trata pasando por lo que algunos llaman en adelante el genocidio de 1937, la aventura arriesgada de los boat people, hasta la constitución de una extensa diáspora, en particular, en Norteamérica. La historia se dice a través de la doble mirada de una abuela, superviviente de la experiencia amarga de 1937, y de su nieto. Una soñaba ir, y volvió de nuevo; otro pensaba arraigarse y se obligará de irse. Claramente, debo decir que corresponde al lector acabar, por la lectura misma, el trabajo del autor. ¿Que quiero decir por allí? Que el lector aporta a la obra su propia sensibilidad de hombre o mujer, su experiencia también por el juego de las comparaciones con lecturas anteriores. Las palabras y vivido del escritor lo están allí para hacer eco a los del lector. Y al cabo de la cadena, el autor descubre siempre algo que no pensaba haber puesto en tal o cual obra. O porque sus palabras fueron más allá de su pensamiento; o porque el lector le devolvió el pensamiento travestido, rico de su propia experiencia y su propia sensibilidad. L.N: ¿Cuál es el sentido de su participación en la segunda edición del Regreso literario de las Prensas nacionales de Haití? L.P.D: En primer lugar y sobre todo la posibilidad publicarse y, lo espero, leerse en Haití propio. Eso supone libras a un coste que tenga en cuenta el poder adquisitivo del lector haitiano. Lo que no es el caso cuando el libro, como para la mayoría de los novelistas haitianos hoy, se publica en el extranjero. La satisfacción que retiro no tiene precios. Me recuerdo mis propias dificultades, adolescente, de adquirir las libras tanto de los autores haitianos como de los extranjeros. En absoluto había las libras de ocasión del lugar de la Catedral, pero se variaba apenas la elección, y el precio no permitía, a pesar de todo, constituirse no sería más que el principio de una biblioteca personal. Era necesario bajarse sobre el intercambio entre amigos o la biblioteca del Instituto francés. En la actualidad, existe un poco más de bibliotecas privadas, como la del Fokal, pero el coste del libro sigue siendo igualmente elevado para el lector. En este sentido, es necesario saludar la iniciativa del director de las Prensas nacionales, Edouard Willems, que pone así libras entre 250 y 125 calabazas a la disposición del enamorados de la lectura. Por mi parte, soy orgulloso participar en tal aventura. L.N: Hablan un poco de sus proyectos. L.P.D: Habría mucho que decir, pero habla del los más inmediatos. Destacaré en primer lugar una doble publicación este mes: la edición en lengua alemana de mi novela “la Isla del final de los sueños”, y la publicación de una recopilación de noticias, “Historias de amor imposibles” a las Ediciones de la Roca, en Francia. Para el resto, trabajo en un libro, entre documento y de ficción, sobre Cuba, que va de Christophe Colomb a Fidel Castro. ¿Su título? La Novela de Cuba. Muy pronto fui fascinado por este país donde viajo regularmente, debido a la Revolución, por supuesto, como mucho Caribéens de mi generación, y también debido a mi abuela maternal que me ya hablaba muy pequeño. No es por otra parte una casualidad si mi tesis de doctorado se refiere al escritor cubano Alejo Carpentier. Si todo pasa bien, el libro debería publicarse el año que viene, siempre en las Ediciones Rocher.
(Faltan las correcciones!!!)
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