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domingo, 25 de noviembre de 2007

RECORDANDO A FARAH NATACHA DESSOURCES

Hace un año, a la sociedad haitiana le tocaba vivir una de las historia de horror que hundió el país en estado de conmoción espiritual sin precedentes. El gobierno actual hacia sus primeros pasos y se notaba ya lo delicado de la situación debido a la incompetencia, la falta de visión y de un programa bien determinado para sanar las grandes enfermedades que agobiaban la nación en todo su esplendor.
Natacha Farah Kerbie Dessources,joven de familia modesta, sostenida por una madre vendiendo minutos telefónicos en la calle fue secuestrada por unos malévolos bandidos. Ella había cometido el pecado de ser el producto de un abuso sexual perpetrado contra su madre por un ciudadano extranjero de raza blanca. La tez clara da la piel de Natacha significaba para los bandidos sinónimo de dinero. Después de pagar treinta mil gourdes (unidad monetaria haitiana) la madre descubrió su cadáver encima de un montón de basura, maltratada, violada, los ojos reventados y muerta de varios disparos.
El asesinato de Natacha Farah Kerbie Dessources era definitivamente el cadáver de más. El primer ministro Jacques Edouard Alexis había anunciado días antes su política de la zanahoria y del bastón como respuesta a una situación de inseguridad, criminalidad en fin un auge de la delincuencia cuyas raíces nunca habían sido detectadas. Era también el momento M de la brillante política del DDR (Desarme-Desmantelamiento y Reinserción) (Désarmement, demobilisation et réinsertion!) denotando aun un conocimiento mediocre de las causas de este tipo de fenómeno. Con este programa: jóvenes bandidos (profesionales deportados de las cárceles de los estados unidos, antiguos bandidos al servicio de Aristide, delincuentes comunes, delincuentes sociales) iban a entregar las armas para contra una inserción (como?) en la sociedad.
Pasaron muchos meses antes de que dieran con el paradero de los bandidos autores de tan horrendo crimen. Se cree que está en la cárcel.
Justamente recibimos un comentario de un visitante de un blog pidiéndonos más explicaciones de este suceso. El comentarista quería sobretodo saber cuál fue el castigo que había recibido los criminales.
En el momento de preparar el relato de los hechos del año pasado, me sorprendí mucho dándome cuenta que la historia se ha repetido con el luto por enésima vez en una familia haitiana.
Por esta razón queremos volver a publicar nuestra rabia interpelando a la conciencia y la competencia de los dirigentes.
La realidad nos dice desgraciadamente las políticas en materia de seguridad no han dado los frutos esperados a pesar de las declaraciones de aquellos quienes tienen que ver de cerca o de lejos en la protección de los ciudadanos.
He aquí nuestra RABIA!

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La madre desconsolada testifica
Secuestrada, torturada, asesinada…Secuestrada, Farah Kerbie Dessources, ha sido fríamente asesinada dos días mas tarde por sus secuestradores. Su madre, desesperada no ha podido encontrar ayuda cerca del Señor Michael Lucius, donde quien ella acudió en la oficina de la DCPJ (Dirección Central de la Policía jurídica). En este entonces en plena turbulencia. Relato del drama.
El día después del secuestro de Farah Kerbie Dessources, la chica de veinte años , su madre busca desesperadamente ayuda.
En el rostro de esta mujer dotada de una apariencia física imponente se lee toda la angustia del mundo. Cuando ella cruza el umbral de la Dirección Central de la Policía jurídica (DCPJ), acompañada de un pariente próximo, tiene agarrada fuertemente un combinado telefónico, único lazo con los secuestradores.
Si ella se presenta así a la DCP es porque quiere absolutamente encontrar Michael Lucius, su única esperanza. Lucius es inspector, el jefe de la dirección central de la policía judicial . Sin embargo este personaje debe anunciar algunos días mas tarde su evicción de la policía judicial. Estamos en el día 14 de noviembre, de lleno en la saga “legalo-judicial” que paraliza desde meses la justicia haitiana. Lucius nunca hablará a la madre de Farah Kerbie Dessources. Él está involucrado en algo sucio…(ESTO NO SÉ CÓMO PONERLO)
Con la muerte en el alma, la pobre mujer regresa a su casa en el barrio de Marin, en la localidad de “la plaine”, donde su hija había sido secuestrada el día anterior. Empieza para ella y para Farah una carrera desesperada para hallar el dinero del rescate y convencer a los secuestradores de no hacerle daño a su hija.
Después de múltiples conversaciones telefónicas, ella pide una rebaja de los 30.000 dólares americanos exigidos por los secuestradores quienes creen que por el hecho de que la joven tenía un poco clara la piel, su padre era necesariamente rico.
Presa de pánico, la madre explica que su “grimelle” (mulata) es producto de un abuso sexual. « He sido violada por un ciudadano blanco cuando trabajaba en un hotel, implora la madre. Farah no es la hija de un burgués.”
Al otro día, 15 de noviembre, todo parece empeorarse. El rescate debe ser entregado antes de las seis de la tarde. Sino Farah morirá. Después de una carrera loca, la madre logra recuperar cuatro mil dólares haitianos Amigos del mercado de Croix-des-Bossales y algunos parientes sacaron sus carteras para ayudar la pobre señora quien gana su vida “vendiendo llamadas telefónicas”(Ella tiene un contrato con una compañía de teléfono mobil, en vez de usar lo individualmente ella lo pone a disposición de las personas que necesiten hacer una llamada y ella cobra por minutos) en las calles de la capital haitiana.
A las siete de la noche, algunos minutos después de vencerse el plazo, ella logra in extremis entrar en contacto con los secuestradores. Ellos le exigen 2.000 dólares haitianos más. Le dan también consignas para la entrega del rescate. Vana esperanza
Ella se presenta a la cita, en algún lugar cerca de Marin, cerca de la carretera nueva. Todo está oscuro. Dos de los secuestradores la esperan. Ella le entrega el paquete a un hombre escondido detrás de una pared. El otro le asegura que su hija será liberada la misma noche. Los ruidos de los goznes de una puerta que se abre, le da una esperanza. En vano.
« Tu hija será depositada cerca de su propia casa. Se la traeremos limpiecita », le dice uno de los secuestradores de un tono seco para cortar definitivamente con las repetidas demandas de la madre queriendo irse con su hija quien teme la oscuridad.
De vuelta a su casa, espera desesperadamente el regreso de su hija. De repente suena el teléfono:
-Tú le hablaste a demasiada gente de este caso, fuiste a la policía. La hemos matado. Ella está tirada en santo tres.- anuncia uno de los secuestradores a la madre de Farah para quien el mundo acaba de desbaratarse. Con algunas vecinas, en medio de la noche, ella intenta la aventura y sale hacia santo tres.
A mitad de camino, ella debe regresar sobre sus pasos. Son las dos de la mañana y acaba de sentir un extraño dolor en su bajo vientre. El mismo que había sentido cuando estuvo dando a luz a Farah el 7 de julio del año 1986. Con las primeras horas del jueves 16 de noviembre, ella descubre aterrada, el cadáver desfigurado de su hija. Sangraba por todas partes con los ojos reventados.
Poco a poco, la madre reconstituye el drama. Según testigos, Farah le preguntó a sus verdugos porque le habían llevado a Santo puesto que habían recibido el dinero del rescate. Después de un intercambio verbal más bien violento, los secuestradores ordenaron que metiera la cabeza en una bolsa de plástico.
-¿Cómo voy a hacerlo si me han roto los brazos? -Habría escuchado un testigo antes de que dos disparos resonaran de repente en la noche, seguidos de un siniestro y lúgubre silencio.
Estudiante en primer año de la Escuela Normal Superior de la universidad Estatal de Haití, Farah Kerbie Dessources deja detrás de sí, una madre desconsolada a quien no le queda para consolarse únicamente su hijo Alexandro Lecomte. El joven hermano es quien salió a abrirle el portón a su hermana cuando entraba en la casa. El no volverá a verla jamás.
Bocanada por el dolor, esta familia teme ahora por su propia seguridad. Pues, Farah habría reconocido, poco antes de su crapuloso secuestro, a alguien que intentaba entrar por infracción en la casa para robar. Este ladrón, supuestamente, tenía lazos importantes con los secuestradores quienes sabían desde el principio que Natacha Farah no regresaría a su casa.
Una información capital que Michael Lucius hubiera podido utilizar para agarrar a los secuestradores. Si no hubiera tenido él mismo que dedicar todo su tiempo en defenderse. Por estar involucrado en tráfico de estupefacientes. Por formar parte de la corrupción. Por ser tan vil como los mismos secuestradores. Por ser cómplice de tantos atropellos.

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Nuestra rabia !
La muerte de un ser humano no es más que banalidad hoy en día. Estamos acostumbrados a eventos mucho más fuertes en lo que se refiere al campo de lo absurdo, de lo aberrante, del contrasentido.
La naturaleza y algunos individuos de nuestra especie contribuyen constantemente a mantener nuestra concentración de adrenalina en niveles tan elevados para recordarnos que vivimos la época del sálvese quien pueda.
Los atentados suicidas, los tsunamis devastadores acaban, a causa de su omnipresencia, en nuestro diario vivir, por robarle la atención colectiva a las guerras inútiles, desplazamientos de poblados huyendo la hambruna y otros eventos del mismo género…
Estos últimos años, de Haití se habla nada más con términos como inseguridad, asesinatos, muertes, cadáveres decapitados, cabezas sin cuerpos hallados encima de las basuras amontonadas en todas las esquinas de las calles. Ya los desaparecidos no se cuentan. Los medias no los mencionan estos casos múltiples por cierto, para evitar la monotonía, la redundancia y falta de originalidad.
FARAH KERBIE DESSOURCES…El cadáver numero, un alma desgarrada de las entrañas de la vida misma; una vida robada a una sociedad a un país, a una madre, a un hermano, a muchos amigos; una luz esperanza menos para el Haití.
Observen la foto de esta jovencita y lea el artículo del periodista Alphonse Roberson… que sentimientos experimenten ustedes?
Su respuesta le dictará su puesto y su situación con respecto al concepto humanidad.
La lista de aquellos que deberían ser traducidos frente a una corte de justicia es tan larga que haría falta de varios años para administrar une justicia seria. ¿Sería compatible una justicia equitativa con un sistema que apoya, avala, protege y saca provecho del dolor y del desamparo de los demás?
Señor Presidente de la República, Señor jefe de la misión para la estabilización de Haití (MINUSTAH), Señor Primer ministro, Señor director de la policía Nacional de Haití (PNH), señores ministros del gobiernos, señores senadores y diputados, señores funcionarios del gobierno su indiferencia refleja la infamia que cultivan y su incapacidad para dirigir esta nación.
Su gobierno se hace cómplice de los secuestradores cuyo comportamiento justifican torpemente con sus teoría baratas.
Sus hijos y sus pertenencias están bien guardados afuera. Su política carotte/bâton (la zanahoria y el bastón) es inútil, ineficiente e ineficaz. Cuantos relatos de este tipo tendrán que leer para demostrar su voluntad y sobre todo las soluciones que deben, según sus responsabilidades, elaborar para proteger a la ciudadanía?
Quisiera terminar de vomitar acá el producto de mi rabia con esta expresión más que apropiada: “NUNCA JAMÁS” pero sería acariciando ilusiones pues qué se puede esperar de una manada de ignorantes e incapaces investidos de un día para el otro de una tarea tan noble.
¡La historia no se lo perdonará!

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