El vodou haitiano expuesto sobre un aire de Baudelaire

El Museo de etnografía de Ginebra pone en escena más de 300 partes resultantes de una colección excepcional de objetos de culto vodou de la Suiza Marianne Lehmann. Construida en torno a un poema de Charles Baudelaire, la exposición “el Vodou, un arte de vivir” es un espectáculo alto en color para desreglamentar sus sentidos y sus certezas.
Se trata de un recorrido “iniciático” en el universo del vodou haitiano, una marcha en diez etapas que son tantas experiencias sensoriales e interrogaciones sobre lo de aca y lo de alla.

La exposición concebida por Jacques Hainard, director del museo, y su equipo cuyo conservador Philippe Mathez, juega con los límites de la objetividad científica, evitando al mismo tiempo las trampas de un enfoque puramente estético.
“Una exposición no es un libro, sino un espectáculo o una experiencia física. Creamos una dramaturgia con salas relativamente vacías al principio que se encargan poco a poco para convertirse repletas hacia el final del recorrido”, nos dijo Philippe Mathez.
La materia prima de la exposición es, ella también, fuera de las normas. Aproximadamente los 300 objetos expuestos en Ginebra proceden de una única colección del mundo reunida desde más de 30 años por Marianne Lehmann.
Esta ciudadana Suiza establecida desde 1957 en Haití reunió hasta ahora más de 3000 partes del culto vodou (esta interpretación colectiva del mundo, a la vez religiosa, política y médica, creada por los esclavos africanos desplazados sobre la isla del Caribe). Los objetos recogidos por Marianne Lehmann datan por su parte años 30 a 60.
“Es en Haití que este culto afro-caribeño es el mas desarrollado. Su especificidad la tiene de la cultura de resistencia desarrollada por los creadores del vodou. Como dan prueba los objetos presentados en Ginebra, esencialmente resultantes del vodou de noche del Bizango (sociedad secreta). Objetos íntimamente vinculados a esta cultura de resistencia que hace toda la originalidad de la colección de Marianne Lehmann”, explica Philippe Mathez.
La inspiración de Baudelaire
La exposición brilla también por la originalidad de su planteamiento. Todo comienza en una sala donde solos dominan un frasco de perfume y un poema de Charles Baudelaire precisamente titulado “el Frasco”.

Charles Baudelaire, el poeta francés, se habría iniciado al vodou gracias a su amante de nacionalidad haitiana Jeanne Duval. Un conocimiento que habría influido sobre su obra las “Flores del Mal” y muy especialmente “el Perfume” con los primeros versos: “Hay perfumes tan fuertes para quienes toda materia/parece porosa. Como si pasara a través del vidrio.”
Explicaciones de Philippe Mathez: “El vodú pretende también capturar almas y espíritus para encerrarlos en botellas por ejemplo. Este poema es también una espléndida metáfora del proyecto etnográfico que viaja hacia regiones alejadas para capturar el espíritu de una cultura.”
Y de proseguir: “Pero el vodú no se deja encerrar. Es a la vez una cultura, una religión, un arte de vivir. Cada vez que se quiere describir el vodú, se escapa aún. Con esta exposición, pues, quisimos cuestionar el conjunto de las teorías antropológicas e invitar el visitante a explorar varias pistas”, destaca al Comisario de la exposición.
Un recorrido iniciático.
Se siguen nueve otras salas que revelan y ponen en escena las estatuas y los objetos del culto vodú. “Cuando se desembala el vodú, surgen mezcladas plétora de ideas: una nación de esclavos liberada, zombies, fantasmas hollywoodianos. Y todas estas imágenes haitianas y occidentales chocan entre ellas”, comenta Philippe Mathez.
Una colección en peligro
Ocurre que la colección de Marianne Lehmann esta aun amenazada por una parte de la sociedad haitiana existen reliquias de supersticiones pasadas o por la presencia de las iglesias metodistas (protestantes)- muy activas en Haití - que consideran el vodù como una religión satánica que hay que erradicar.

Razón para la cual la exposición viajará a continuación hacia Amsterdam, Berlín, Bremen y Gotemburgo, antes de encontrar el suelo haitiano en 4 ó 5 años. “Nuestra exposición es una acción también de sensibilización para crear un centro cultural y un museo en Haití en condiciones de presentar el conjunto de la colección de Marianne Lehmann”, indica Philippe Mathey.

Antes de concluir: “La cultura es también un instrumento de desarrollo. El vodú desempeña el papel de mediador en la sociedad haitiana.
Si los protagonistas locales podían estar vinculados a las normas del vodú, Haití podría encontrar un equilibrio prometedor.”

swissinfo,

Frédéric Burnand à Genève

Extarcto de Swissinfo.ch

(Miercoles 23 de enero 2008)

http://www.lenouvelliste.com/article.php?PubID=1&ArticleID=53475&PubDate=2008-01-25

Traduccion : Dr J Jolivert