Los problemas incluyen la pobreza y falta de vivienda, instituciones débiles, desempleo y una epidemia de cólera. Haití marcó el comienzo de una nueva era con la asunción el 14 de mayo de Michel Martelly como presidente. El cantante, jefe del movimiento político Repons Peyizan, tomó las riendas del asediado país de manos de René Préval, quien había gobernado durante un período de relativa calma de mayo de 2006 hasta aparentemente perder el rumbo tras el devastador terremoto de enero de 2010. Martelly enfrentará desafíos enormes mientras intenta acelerar la reconstrucción dados su falta de experiencia, una oposición potencialmente hostil y con una asistencia internacional que no ha satisfecho las expectativas.
El ascenso de Martelly es notable no sólo porque es un novato político. En un país que, con la excepción de un gobierno interino de dos años (2004-06), ha sido gobernado en las dos últimas décadas sólo por Préval, del partido Inite, y Jean-Bertrand Aristide (1991, 1994-96 y 2001-04), la presidencia de Martelly representa un quiebre definitivo con el movimiento político que sacó del poder al dictador Jean-Claude Duvalier en febrero de 1986. Más aún, esta es la primera vez que se ha transferido el poder pacíficamente a un candidato de oposición.
Los problemas de Haití siguen siendo complejos e incluyen la pobreza y falta de vivienda extendidas, instituciones débiles, bajos niveles de salud y educación, alto desempleo y una epidemia de cólera aún vigente.
Tras correr sobre una plataforma populista muy crítica de lo que consideraba un mal desempeño post terremoto de Préval y el ritmo gradual de reconstrucción y desarrollo económico, Martelly estará bajo presión para mostrar resultados más rápidos. Para hacerlo, tendrá que lidiar con los donantes extranjeros que ejercen un gran control sobre la economía de Haití. Martelly tendrá que tratar, entre otros, con la Interim Haiti Recovery Commission (IHRC), una entidad diseñada para supervisar el desembolso de fondos de asistencia y que ha sido copresidida por el primer ministro de Préval, Jean-Max Bellerive, y el ex presidente estadounidense Bill Clinton. Desde el terremoto hasta abril de 2001, sólo se ha recibido cerca del 10% de los fondos prometidos por los donantes.
Curso probable
Martelly probablemente enfrentará un parlamento rebelde controlado por aliados de Préval, ya que Inite domina ambas cámaras del parlamento. Martelly ha defendido algunas políticas provocadoras y tendrá que convencer a algunos legisladores opositores para aprobar la legislación. Una primera prueba de la disposición del parlamento a trabajar con Martelly será si ratifica a su nominado a primer ministro, Daniel-Gerard Rouzier, un empresario educado en EEUU.
Una de las metas más polémicas de Martelly es reinstalar el ejército haitiano, tal vez en un rol de guardia nacional. Las Forces Armées d’Haiti (FADH), disueltas en 1995 (luego de que ayudaran a sacar al presidente Aristide en un golpe en septiembre de 1994) aún existen en papel, ya que Aristide nunca consiguió la enmienda constitucional necesaria para su abolición.
Aunque se inclinó notablemente hacia la retórica populista durante el curso de su campaña electoral, Martelly recibió el respaldo de algunos elementos de la elite empresarial de Haití. Ello sugiere que trazará un rumbo más conservador como presidente que el sugerido por sus palabras. Sin embargo, Martelly estará muy presionado para cumplir de inmediato algunas de las promesas más amplias que hizo en relación con desarrollo de infraestructura, creación de empleo y educación pública universal y gratuita.
Una propuesta interesante para ayudar a reunir fondos para pagar por la educación es un plan para gravar las llamadas telefónicas y remesas enviadas por haitianos viviendo en el exterior (las remesas son unos US$ 1.800 millones al año, un cuarto del PIB de Haití). Los asistentes del presidente dicen que esto podría recaudar unos
US$ 86 millones anuales.
http://www.df.cl/haiti-nuevo-presidente-mismos-desafios/prontus_df/2011-05-25/211212.html
Abrimos este espacio en 2007 cuando en Haití se hablaba también español debido a la presencia de los soldados latinos de la MINUSTAH. Una ventanilla de expresión hispánica para verse mejor . Después del 2010, el mundo hispano se ha acercado bastante a Haití. Sirvio para darse cuenta del distanciamiento de sus vecinos de culturas hispanas casi todas. Esta sigue abierta para recibir todos aquellos que quieran entender y ayudar a esta nación patrimonio de la humanidad.
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